viernes, 1 de junio de 2012

Día redondo


Empezamos el mes de junio, ya era hora. Aunque yo el que de verdad quiero empezar es julio, para irnos a España de vacaciones. Espero que junio pase rápido.

Seguimos con las noches interrumpidas, no ha habido avance en eso aun.

Por la mañana he ido a la consulta. Hoy me toca ir sola porque lo que nos falta es llevar a Miriam al hospital. Así que Osama se ha quedado en casa con ella.

La de hoy ya sé que será una consulta un poco más rara de lo normal porque es parte de un curso con otros ginecólogos. Ojo que mi médico me pidió permiso, ¿eh? Está un poco loco pero no tanto, jeje. Lo bueno es que, como tengo a 4 ginecólogos pendiente de mí, lo vemos todo al detalle. Bueno, lo ven, porque yo me entero solo de la mitad. Me han enseñado el cerebro y las dos diferentes partes, los riñones, los pulmones, el corazón, los pies, las manos, la cara, etc. Pero lo que más ilusión me ha hecho es que es un niño. Como estaba convencida de que iba a ser otra niña, pues me he llevado una gran sorpresa. Me lo han tenido que decir tres veces. Incluso me han señalado  sus partes íntimas para que estuviera 100% segura pero, evidentemente, no he visto nada.

Ya, a punto de irme, ha venido la enfermera para darme el papel del seguro y… otra sorpresa aún mejor: me ha dado una baja de dos semanas. He salido del hospital con tal subidón que los 46 grados que marcaba el coche ni me han importado.

Al llegar a casa y decirle a Osama que ya sabíamos que era, me ha preguntado con cara de extrema felicidad: “¿Es otra niña?” Para que luego me digan que debe estar encantado con eso de ser un niño. En fin, lo importante es que venga bien y punto.

Hemos comido en casa tranquilamente y descansado un poco antes de que llegaran los padres de Osama a tomar té. Desde aquí hemos hablado con Ban, que ya está instalada en su piso de Canadá.

Y el resto de la tarde, como hace mucho calor, tampoco hemos hecho mucho. Aprovechando que ya por fin tengo la licencia de alcohol, hemos ido a comprar cervezas y vino, que la semana que viene tenemos invitados en casa y, además, empieza la Eurocopa, que pensamos ver en casa.

Y, después de cenar, hemos visto un programa nuevo en la tele. Se llama Junior Masterchef y es la versión infantil de un concurso de cocina. Hay que ver cómo cocinan los enanos de 10-13 años, nos hemos quedado flipados. Pero llega un punto que da un poco de pena también. Porque a esa edad, tendrían que estar con las bicis jugando en vez de preparar un lomo de cordero al Wellington o un risotto de pollo y champiñones.

En fin, nos vamos a dormir, que el fin de semana no ha podido empezar mejor.