jueves, 4 de noviembre de 2010

Toma de contacto con la ciudad

Hoy es fundamental amanecer con despetar cristiano, como digo yo, cuando Dios quiera. Aunque yo he tenido que madrugar un pelín, pues tenía una llamada a las 9:15. Prefiero no dar detalles para no gafarlo; ya veremos qué pasa.

Obviamente, después de la llamada, me he vuelto a acostar hasta las 12:00.


Me he puesto a hacer el primer puchero de mi vida, que comemos en casa tranquilamente. La verdad es que, a pesar de no tener huesos de jamón aquí, no ha salido del todo malo.

Después de comer nos hemos ido a dar un paseo por la ciudad. En coche, claro, que ya sabemos cómo funciona Dubai. Primero a la Palmera, para enseñarles la urbanización artificial, de las más famosas del mundo.

Luego una paradita en el paseo de JBR, cerca de la playa, que se está de lujo. Y, después de enseñarles la zona residencial de Marina, que más bien parece Nueva York con tanta torre, nos vamos nuestro rincón favorito: el Royal Mirage.

Antes de cenar, nos tomamos una copilla en la terraza del Eau Zone, que se está la mar de bien. Allí hemos vivido la anécdota del día: en plena discusión por la cuenta, muy típico, a Marta se le ha caído mi móvil a la piscina del bar, un show. El problema es que han tardado mucho en sacarlo del agua. Al final ha terminado Marcos con los pantalones mojados hasta las rodillas, pobre.

Con la risa floja aún, nos hemos ido al patio de siempre a cenar unas tapillas. Pero está claro que los fines de semana no se puede ir; están a tope y el servicio no da a basto.

Y de ahí a casa, que ya mañana será otro día.

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