Primer viaje en Metro

Hoy hemos ido por la mañana a hacer un recado y, de vueta, me ha dejado Osama en la oficina, así que no tenía coche para volver a casa por la tarde.

En vista de lo cual, he decidido que era la oportunidad perfecta para viajar en el metro por primera vez. Que nadie se imagine que estoy hablando de una red como la del metro de Madrid. Aquí, de momento, sólo tenemos una línea. Por la forma en la que está contraída la ciudad de Dubai, es bastante complicado diseñar la red de metro. El caso es que es simplemente una línea recta con estaciones esparcidas al o largo de Sheikh Zayed Road, que es la avenida principal de la ciudad.

Primera decepción, nada más entrar a comprar el billete. Las máquinas no funcionan, la ventanilla está cerrada y, en información hay una cola de unas 15 personas. Total, mientras esperaba, han pasado al menos 3 trenes. Eso sí, la estación y los trenes dan gusto: limpios como los chorros del oro, totalmente nuevos y con el aire acondicionado en modo nevera. Los trenes son automáticos, sin conductor.

Como no podía ser de otra manera, en los trenes hay tres clases de vagones: uno para turistas, otro para mujeres y niños, y clase oro. Al igual que en Londres y, en menor escala, en el de Madrid, la ciudad está dividida en 5 zonas, como si fuera la mega capital, vamos. De una zona a otra puede haber una distancia de 3 kilómetros.

Al llegar a mi estación, segunda y última decepción; he tenido que hacer el camino de Santiago para salir de ella. Menos mal que nunca viene mal darse un paseíto, para romper con la falta de ejercicio en esta ciudad. Pero la experiencia me ha servido para descartar el transporte público para ir a la oficina. Tardaría más tiempo en llegar que cuando voy en coche. Además de que la logística es más complicada porque, primero, tengo que ir en coche hasta la estación de metro; con los más de 40 grados que tenemos desde por la mañana, no es fácil andar 20 minutos hasta la estación. Así que seguiremos consumiendo gasolina.

Y, para empezar el fin de semana con buen pie, nada como irnos de cena con Emilie, Ángel y Sheikha a nuestro querido restaurante griego. Esta vez, éstos dos últimos eran los novatos y, como era de esperar, les ha encantado el sitio, la comida y el precio.

Hasta mañana (espero)