Pues sí, hoy hace dos años que nos
casamos, parece mentira con la cantidad de cosas que han pasado desde entonces.
Empezamos el día con sueño porque, a
pesar de que la noche anterior había sido mejor, hemos vuelto a tener otra
mala. En fin, habrá que armarse de paciencia hasta que la tos decida
desaparecer.
Todas las mañanas leo las noticias en
tres diarios españoles. Y hoy me he quedado hecha polvo al ver lo del incendio
de Doha. Pobres niños pero, sobre todo, pobres padres. No me los quito de la
cabeza. Mandarles mucho ánimo desde aquí y rezar mucho por ellos; es lo único que
puedo hacer.
En la oficina no mucho que contar,
seguimos en las mismas. Por la tarde he tenido mi supuesta revisión, que ha
sido otro circo. Digo supuesta porque no hemos hablado nada de mi rendimiento
laboral, de objetivos, de incremento salarial que me deben hace mas de 4 meses,
etc. Vamos, en la línea a la que nos tiene acostumbrados la pareja directiva.
Hasta que se me agote la paciencia y los mande lejos.
A las 4 en punto me he largado a casa,
que no les quiero dar ni un minuto extra de mi tiempo. Miriam, tan contenta
como de costumbre, estaba encantada en su parque jugando y bailando, que últimamente
está hecha una peonza. La verdad es que espabila por días. Desde este fin de
semana, no para de charlar en su idioma y bailar a su estilo. Nos partimos de
risa con ella.
Ahora, como hace tanto calor, no bajamos
hasta las 17:30, que ya el sol está mucho más flojo. Allí ha estado correteando
a sus anchas y jugando con los juguetes de otros niños, que siempre pasa. Todos
bajan un juguete y terminan con el de otro, típico. Excepto el hijo de unos
franceses, que no trae ninguno y lo único que hace es gorronear los de otros.
Me pone enferma pero por su actitud, es insoportable. Sobre todo porque su
padre, que está abajo todas las tardes con el, no se ocupa del niño para nada. Al
contrario, se queda en un banco con su teléfono y, muy de vez en cuando,
levanta la cabeza. Ya ha habido un par de veces que lo ha perdido de vista,
claro.
De vuelta a casa, he hecho unas
magdalenas pequeñitas para la guardería. Mañana tienen una venta de dulces para
un orfanato de Nepal. Mientras, charlita habitual con los abuelos y luego
rutina diaria.
Osama me ha traído un ramo de flores precioso;
¡qué detallista es! Y me ha llevado a cenar a un Tailandés muy rico en el Hotel
Palace. Me ha encantado el plan.
Y a casa prontito para poder descansar,
que estamos los dos rotos. Esperemos que vaya mejor esta noche.