Como adelantaba ayer, hoy se celebra el
Eid Al Adha que conmemora el sacrificio del cordero que hizo el profeta
Abraham. Es como el equivalente a nuestra Navidad en el mundo musulmán, por
decirlo de alguna manera.
Yo, hasta el último momento, tenía la
esperanza de poder ir a la playa un ratito pero, teniendo comilona en casa, al
final no ha podido ser. Sí que hemos bajado a Miriam a la piscina, al menos
para entretenerla un poco, que si no se aburre y no hay quién la aguante a la
pobre. Pero nos volvemos antes de lo previsto porque el agua está asquerosa,
una vergüenza.
Han venido los padres de Osama a comer,
que mi madre ha preparado una pata de cordero que les ha encantado. Después de
ponernos ligeramente morados, nos acoplamos en el sofá hasta que Miriam se ha
despertado.
Por la tarde nos hemos ido a dar el paseo
de los viernes, por el Boulevard y la fuente. Como aparcamos lejos del Mall, no
tenemos problemas de tráfico. Porque hoy es de los peores días para ir por ahí.
Además de ser fin de semana en Dubai, es un puente largo en toda la región y la
mitad de Arabia Saudí lo pasa aquí. Tanto es así que el Mall, durante el fin de
semana, abre las 24 horas. Nosotros hemos entrado un momentito para comprar un pasapuré
nuevo y ver una tienda de niños que nos encanta. Y, desde luego, había más
gente que en la guerra.
Volvemos a casa y hablamos con el abuelo
un rato mientras la enana cena sus croquetas y, al terminar, chuperretea el
plato, qué mujer.
Y esta noche nos quedamos mi madre y yo
solitas. Osama se ha ido a tomar algo con unos amigos nuestros. Yo estoy como
para ir a un bar de jazz; mejor me quedo en casita tranquila, viendo “Algo pasa
en las Vegas” con mi madre.