Cuando he dejado a Miriam en la guardería,
me ha largado un “bye bye, mamá” más rápido
que nunca. Además, mirándome como diciendo “vete, que me quiero ir a jugar y
estorbas”. Y es que, en cuanto estamos llegando, empieza a nombrar a Evie y
Abbas, que deben ser sus mejores amigos.
Al llegar a casa, mi madre ha estado haciéndome
tomate frito en condiciones mientras yo tenía que trabajar. Ya me he quedado yo
con la receta porque no puede estar más rico. Alguna vez he querido hacer el
intento de prepararlo pero, después, me he echado a atrás.
Luego vamos a recoger a Miriam que, como
era de esperar, se ha ido directa a su abuela.
Hemos comido rápido porque hoy toca médico
a las 14:00, una hora muy mala. Gracias a Dios todo sigue en orden, aunque
sigue pequeñita; a ver si conseguimos que suba más de peso. Lo bueno es que, según
él, me quedan al menos 10 días. Así que me quedo más tranquila porque Osama podrá
hacer su examen el domingo tranquilamente.
De vuelta a casa, paramos a echar
gasolina y nos hemos tomado un descafeinado moca helado, que mi madre lo ha
descubierto y está como loca. Pero nos ha dejado hechas polvo el resto de la
tarde, estaba demasiado espeso.
Miriam se ha ido a jugar al patio con
Lakshmi y la hemos recogido a las 18:00 para ir al sastre en Satwa, que le van
a copiar un abrigo de cuando yo era pequeña para estas Navidades. El mío le
queda perfecto pero el gorro es demasiado chico.
Volvemos a casa a lo justo para hablar un
rato con el abuelo antes de empezar con el baño y la cena.
Esta noche ha venido Uns a cenar y así
nos poníamos al día. Terminada la charla, nos vamos todos a dormir excepto Osama,
que está a punto de terminar el temario del examen.
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