Al final no estuvo tan mal la cosa
anoche, llegó a la 1:30 y salió rapidito así que sobre las 3 estábamos en la
camita otra vez. Yo he dormido fatal porque anoche quise cenar, que hice un
pastel de verduras con muy buena pinta, y las ardentías me han tenido en pie
casi toda la noche. Parece que no aprendo. Menos mal que ya queda menos.
A las 7:15 ya estaba Miriam en planta y
la he llevado a la cama de su abuela. Era un poema verle la cara, no se creía
que “aea” estaba aquí. Claro, no se ha despegado de ella en todo el día. No sé quién
de las dos está más encantada.
Osama ha estado estos dos ‘últimos días
estudiando desde casa. Ahora sí que está a tope intentando terminar todo el
temario a tiempo. Pero se ha venido con nosotras a inscribir a Miriam en la guardería,
aunque no empezará hasta el siguiente trimestre, en enero.
También nos la hemos llevado a ella, que
tampoco pasa nada por no ir a la guarde un día. Se lo ha pasado en grande tirándose
por un tobogán, que le encanta. Un poco más y se queda allí.
Después de comer, tocaba dormirse una
siestecita de rigor porque hoy estamos todos muertos. Y por la tarde, se la ha
llevado Lakshmi al patio mientras nosotras terminábamos de deshacer la maleta y
colocar todas las cosas que me ha traído.
Luego hemos bajado a recogerla y ver las
carreras que pega por el jardín, no para. Pero ahora es una pena porque
anochece cada vez más pronto; a las 18:30 ya no se ve nada. Para colmo, el jardín
no es que esté muy bien iluminado así que a las 19:00 ya nos tenemos que subir
a casa.
Por supuesto, hoy no ha consentido que la
bañe Lakshmi, tenía que hacerlo la abuela (Osama estaba encerrado estudiando y
ni lo ha visto). Y es que no la deja ni salir a la terraza a fumarse un
cigarro, qué tía.
Hablamos un ratito con el abuelo, que se ha quedado solito hasta el 8 de noviembre y nos vamos todos a
dormir prontito para poder descansar. Bueno, Osama el pobre se queda estudiando
un rato más.
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