viernes, 4 de diciembre de 2009

Brunch en el Fairmont

Anoche me quedé frita de camino a la almohada, estaba rota. Menos mal que hoy no había que madrugar.

Hemos quedado con los turistas a las 12:30. Un cliente de Quique, que vive aquí, nos ha invitado al típico plan del viernes en Dubai: brunch en un hotel, en este caso el Fairmont.

Manoj, el cliente de Quique, y Pooja, su mujer, son un encanto. Ella lleva aquí 20 años ya y él 10, nada mal. Entre plato y plato les íbamos contando cosas a Lola y Quique y creo que cada vez iban flipando más.

Después del homenaje gastronómico, les hemos llevado al desierto, que esta noche duermen en Bab al Shams, un hotel precioso en mitad de la nada.
Estaba bastante lleno porque mañana hay carreras de caballos y siempre se alojan allí los jinetes, veterinarios, etc.

Es un gusto la cantidad de detalles que tienen aquí, especialmente en la cadena hotelera de Jumeirah, a la que pertenece este hotel. Cuando hicimos la reserva, les dijimos que venían de viaje de novios. Pues en la habitación le habían dejado una botella de champán, un ramo de rosas rojas, una tarta de felicitación y, lo mejor, el baño lleno de pétalos de rosas. Da gusto, la verdad.

Les hemos dejado allí, relajándose en la terracita de su habitación.

Nosotros nos volvemos a la civilización, que aún tenemos que hacer alguna compra navideña y el regalo de cumpleaños de Uns, que es el miércoles. Hemos ido al Dubai Mall, que estaba hasta la bandera, para variar.

Luego quedamos con Sue a tomar algo para confirmarle que no nos quedamos la casa, una pena pero no cuadra con lo que buscamos.

Y poco más. Estábamos cansados, sin ganas de mucho plan. En la tele estaban poniendo E.T, así que nos la hemos tragado, que yo hacía siglos que no la veía.
Esto ha sido todo por hoy.

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