Hoy sí que me ha costado la misma vida
levantarme; no era capaz de salir de la cama.
Parece mentira pero nos hemos plantado en
octubre casi sin darnos cuenta. Y es que, con esto de que el clima en Dubai es
bastante monótono, pues yo tengo la sensación de vivir en un permanente Junio,
con unos días más calurosos que otros. Tiene sus cosas buenas pero echo mucho
de menos los cambios de estaciones.
En la oficina ha empezado bien el día
pero luego se ha ido complicando. Primero vamos a Philips a la reunión semanal
con Avent. También hemos aprovechado para tener una puesta al día con Mohammed,
que es el responsable de digital. Así también le aviso de que puedo desaparecer
en breve y dejamos todo cerradito.
A la vuelta es cuando se ha complicado la
cosa con Kellogg’s, que últimamente, el nuevo director de marketing, nos está
haciendo la vida imposible. Acaba de llegar y, como suele pasar, quiere
demostrar que sabe más que nadie cuando, en realidad, no sabe tanto. Lo de siempre.
El caso es que me ha puesto de una mala uva que no me aguantaba ni yo.
Iba a quedar con mi amiga Ale a comer,
pero lo he tenido que cancelar por culpa de Kellogg’s. Luego ha venido Mahmoud
para decirme que quería comer conmigo. Ha insistido tanto que al final no he
tenido opción. Y resulta que es que nos habían preparado una comida sorpresa a
mí y a Jafeef por nuestros cumpleaños. El de Jafeef fue el jueves pasado. Que
majos. Hemos ido a un libanés nuevo que han abierto en el edificio de al lado. La
comida está buenísima, lastima no haberlo sabido antes porque ya lleva abierto
un mes.
El resto de la tarde ha pasado rápido.
Primero he tenido una conference call
relacionada con un concurso que estamos preparando. Y de ahí corriendo a la
reunión semanal que tenemos de status. Michael se supone que iba a venir, yo ya
no me sorprendo. Y eso que le dije que hoy era importante pues puede que sea la
última que yo atienda. Si no le importa, a mí desde luego mucho menos. Yo sólo
me preocupo por el equipo.
Entre el cansancio y la frustración, he
llegado a casa hecha polvo. Tanto es así que, en cuanto me ha visto Lakshmi, me
ha mandado al sofá y se ha llevado a Miriam al patio. No voy a negar que se lo
he agradecido en el alma.
Cuando ha llegado Osama, me he desahogado
con él hasta el punto de ponerme a llorar como una niña chica. Ya queda menos.
Antes del baño, hemos charlado un rato
con los abuelos, como siempre. Y, al terminar con la enana, hemos cenado
nosotros y a dormir pronto. Osama se queda estudiando, que ahora ya está a
tope, pues tiene el examen el 21 de octubre.
3 comentarios:
Animo!!! Esos momentos de frustracion, rabia e impotencia los tenemos todos alguna vez. Piensa en ti y en tu familia.
Un abrazo.
Sonia
Animo Maria que siempre hay dias chungos. Ahora tienes que cuidarte, un beso
Muchas graciasa las dos! Da gusto encontrarse con comentarios asi.
Ya estoy en casita y como se agradece!
Besos
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