Hemos amanecido a las 7:30 de la mañana,
tiene delito. Con lo bien que estaba durmiendo últimamente. A ver si se está
poniendo nerviosa por el viaje a Jerez, jeje.
Osama se la ha llevado a dar un paseo
mientras yo termino de hacer una lasaña para comer, que hoy viene la familia
política. Luego, mientras hablábamos con los abuelos, el chef hacía unas
verduras al horno, muy rico.
Como la enana no ha consentido dormir en
toda la mañana, se ha pegado una siesta de campeonato, claro; casi tres horas.
Un lujo porque así me ha dado tiempo a echarme una cabezadita también.
Luego, mientras jugaba con sus tías, yo
empezaba a hacer las maletas; que no nos pille el toro y, sobre todo, no se nos
olvide nada.
Por la tarde nos hemos ido a dar un paseo
alrededor de la fuente y el mall. Allí vimos a un pobre niño que se había
perdido y no paraba de llorar llamando a su madre. Debía tener unos 5-6 años. Nos
hemos quedado un ratito con él, tranquilizándole, hasta que ha aparecido su
madre tan campante, como si no hubiera pasado nada. Por supuesto, no nos ha
dado ni las gracias, para qué.
De vuelta a casa, hemos aguantado a
Miriam como hemos podido, pues está agotada. Una vez dormida, hemos visto “Cómo
robar un millón”, con la maravillosa Audrey Hepburn y Peter O’Toole. Es una de
mis películas favoritas y a Osama, que no la había visto, también le ha gustado
mucho.
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