Si ayer me quejaba de amanecer pronto,
hoy ha sido peor; a las 7 de la mañana estaba ya en planta. No me quiero ni
imaginar a qué hora se va a levantar en Jerez, ¿a las 4:00? Qué miedo. Menos mal
que luego ha dormido otro rato, sino cualquiera la aguanta.
Me he bajado con ella a darle un paseo y
comprar un par de cosas para comer hoy, que ya no merece la pena hacer compra
para lo que nos queda. Aunque la semana que viene tendré que ir un día con
Lakshmi para dejarle la nevera llena.
Después de comer me he podido echar un
ratito, menos mal. De hecho, he abierto los ojos sólo 5 minutos antes que ella,
a lo justo.
Hemos quedado con Michel a tomar un café,
que está de “rodríguez”; Stephanie ha ido a París a hacerse unas pruebas
durante el finde, pues va a tener al niño allí. Y luego hemos ido a Karama, que
tenía que comprar un par de cosas que me han encargado. Aunque no he encontrado
todo lo que buscaba pero es que no me daba tiempo a ir tienda por tienda, eso
puede ser interminable.
Ya en casa hemos charlado un rato con los
abuelos, que ya tienen hasta la comida de Miriam preparada en el congelador.
Después del baño y el biberón, ha caído medio
rota en la cuna. Como últimamente está haciendo frío, sobre todo dentro de
casa, es curioso; le hemos puesto uno de esos sacos para dormir, que con una
sábana o manta es imposible. A ver si así, calentita, aguanta más tiempo,
jajaja.
Antes de irme a dormir he llamado a mi sobrino Iñigo, que ha estado con salmonela el pobre. Claro que, el muy listo, lo aprovecha para negociar los regalos de Reyes; intentando pedirme dos cosas en vez de una. Me da a mi que no va a colar.
Antes de irme a dormir he llamado a mi sobrino Iñigo, que ha estado con salmonela el pobre. Claro que, el muy listo, lo aprovecha para negociar los regalos de Reyes; intentando pedirme dos cosas en vez de una. Me da a mi que no va a colar.
Yo sigo leyendo la biografía de Steve Jobs.
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