Hemos amanecido a las 8:30 de la mañana,
de lujo. Después de desayunar y arreglarnos, nos hemos ido un ratito a la
playa, que hace un día estupendo. Aunque sin bañarnos porque el agua está muy
fría. Pero ahí sentados en la arena al solecito se estaba estupendamente.
De vuelta a casa, la pobre Miriam se ha
quedado frita, una siestecita del carnero que se le dice. Después de darle de
comer y acostarla, la hemos dejado con Lakshmi para ir a hacer unos recados.
Tenía que ir al zoco del centro a comprar unas pashminas para mis tías y entre
semana es un horror, por el tráfico. Así que una cosa tachada de la lista.
Paramos a comer en Lemongrass, el tailandés
que tanto nos gusta. Como siempre, hemos pedido más de la cuenta. Pero todo
riquísimo.
Llegamos a casa y se acababa de despertar
Miriam. Esta vez ha dormido dos horas y media casi, como está mandado.
Por la tarde hemos quedado con Emilie a
tomar algo en un mini-centro comercial en Al Wasl. No creo que la veamos ya
hasta el año que viene porque este jueves que viene vuela a China de
vacaciones. Y, en medio, tiene un viaje de negocios a Milán. Está que no para
últimamente.
De vuelta a casa, hemos charlado otra vez
con el padrino pero seguimos teniendo la misma suerte con la cámara, que no le
vemos. También charlamos con tía Blanca antes de meterla en el baño.
Ha vuelto a caer inconsciente en la cuna,
pobre. Y, mientras Osama jugaba con su iPad2, yo he terminado el jersey de la
mica. Mañana coseré las dos mangas al resto, que hoy ya estoy reventada.
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