De cenita con mi roomie

Esta mañana he ido a recoger a Osama, que se va esta noche a Kuwait hasta el miércoles. Por porquito se me olvida su pasaporte en mi casa, menos mal que me lo ha recordado.

En la oficina ha estado el día más entretenido con los informes, tenía que hacer cuatro. Estoy pendiente de que la cliente de Air France me confirme si tenemos reunión el miércoles o no.

Nos han llegado dos entradas para un campeonato de golf que hay este fin de semana. Si estuviera mi hermano aquí, bien que las iba a disfrutar. Espero que me den alguna para el de febrero.

He bajado a comer con Claudine y Angelica. Pero creo que se acabó lo de comer fuera. Como se está tan bien en la terracita, luego da una pereza subir que ni os imagináis. Sólo quería tirarme en un sofá a dormir un ratito.

También he salido pronto para ir al mall, que había quedado allí con Emilie, mi roomie. Mientras ella terminaba un par de recados, yo he ido a Carrefour a comprar unas tapitas para cenar en su casa, que está planeando su viaje a Tailandia y nosotros le vamos a regalar por su cumpleaños una de las noches.

Desde allí hemos hablado con Laura, que entre charla y charla sólo se oía: "Ignacio no toques eso", "Ignacio allí no", "Ignacio que te vas a caer", etc. Debe estar hecho un auténtico trasto. Y lo que le echamos de menos por aquí...

Cuando ya estaba llegando a mi casa...¡arrea! Me he dejado el teléfono en casa de Emilie, típico mío. Así que vuelta a recogerlo.

Ya en casa, he estado viajando virtualmente por las islas Phi Phi, en Tailandia. ¡Qué maravilla! Una vez reservado el hotel y con los dientes rallando el suelo, me he ido a dormir, a ver si sueño con las islas. Pero sobre todo, a ver si voy algún día.