domingo, 28 de marzo de 2010

Domingo de Ramos

Ya empieza la Semana Santa y yo, por terecera vez consecutiva, me quedo sin ver las procesiones; otro año será. Mientras tanto, las intentaré seguir por Internet.

Anoche cambiaron la hora en España, así que ahora estamos tan sólo a dos horitas de diferencia.

Por lo visto, me he debido levantar con el ojo derecho bastante rojo porque en la oficina me lo han dicho varios compañeros. La verdad es que luego me ha empezado a molestar un poco.

Parece que aquí no encuentran a nadie para cuando yo me vaya porque Salma y Joe han estado intentando organizarse las vacaciones en mayo. No será por haber avisado con poco tiempo, desde luego.

He bajado a comer con Ángel, que así nos animamos mutuamente. Creo que va a ser de las últimas veces que podamos comer fuera, ya está haciendo demasiado calor y, sobre todo, empieza a subir la humedad. Claro, la vuelta a la oficina es mortal.

Nada más volver de comer, me he pegado un chateo con mi amigo Javi, que siempre me dice cosas buenas, da gusto. Ojalá pudiera decirle que sí.

Luego he estado trabajando en un plan de Bic que me ha largado Joe, creo que está tan desmotivado como yo, si se puede. También tengo que empezar a preparar la estrategia para un nuevo lanzamiento de Chanel y para una campaña de BMI. Menos mal que ya queda menos.

Nittish me ha dado las invitaciones en inglés y, de nuevo, tienen un pequeño error. No hay quien pueda con esta gente. Pero ahora ya las vamos a dejar así, no tenemos ni tiempo ni paciencia para hacerlas de nuevo.

A las 18:40 me he ido corriendo a Misa, encomendándome a todos los Santos por el camino para que no la diera el cura italiano. Pues mi gozo en un pozo. Al llegar, acababa de terminar la de las 17:30 y, claro, era un lío aparcar. Pero es que, cuando he salido de la de 19:00, a las 20:25, había un atasco aún peor. Es que, como se empeña en colapsar las Misas, pues se monta la marimorena fuera. Los que vienen a la de 20:3se unen con los que salimos de la de 19:00 así que no hay forma de organizarse. Siempre me prometo a mí misma que no vuelvo a esta Iglesia.

He pasado por la farmacia a comprar unas gotas para el ojo. En seguida, me querían dar un antibiótico, qué manía. Al final me he llevado unas gotas que, por el precio, me deben teñir los ojos de azul o algo; vaya tela con las gotas.

Ya en casa, me he llevado una sorpresa. Osama está de vacaciones esta semana, así que ha estado colgándome la otra cortina, una barra en el baño, ordenando el salón. Si es que es único.

He preparado arroz con pollo para comer mañana y crema de alcachofas para cenar mañana. Vuelvo al ritual de la cocina, que es de lo más agradecido.

Luego hemos charlado un ratillo con mis padres, para contarnos del fin de semana. Y, antes de irse, me ha arreglado su antiguo móvil porque el Motorola me gusta cada vez menos, no se escucha nada bien. Así que me he ido a dormir de lo más contenta, con mi Nokia nuevo, con lo que me gustan.

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