sábado, 8 de diciembre de 2007

Kilómetros y kilómetros

Hoy tocaba otro madrugón pero, como bien dice Álvaro, no hemos venido a dormir a Sri Lanka, para eso ya tenemos Dubai. Desayunamos, unas fotitos al increíble paisaje y, al minibús, del que saldremos poco durante el día.



Estas fotos de arriba son las vistas desde el hotel, una maravilla. Lástima no haber tenido más tiempo para disfrutarlo.
Primera parada del día: Jardín Botánico. Nos hemos dado un buen paseo pero el guía nos ha explicado bien poco, la verdad. Lo más gracioso de toda la visita ha sido el momento en el que un murciélago se ha cagado en la cabeza de Naia, pobre. Había miles de ellos colgados en los árboles.
Después, unas dos horas de coche y paramos en una plantación de té. Había varias mujeres recogiendo hojas de té, es impresionante a la velocidad que van y cómo saben las hojas que tienen que cortar, sólo las de arriba de la planta. Nos ha contado el guía que, como máximo ganan unas 500 rupias al día.
Por el camino, hemos ido viendo diferentes cascadas naturales, enormes por cierto. Luego paramos en un sitio para ver de cerca una de las más grandes. Aquí ha pasado algo curioso; estábamos todos listos para volver al minibús pero nuestro amigo, el guía, no aparecía por ningún sitio. Sergio vuelve al sitio de la cascada, que había que bajar una cuesta tremenda, y resulta que estaba comiendo, en un comedor separado. Sabíamos que le gusta mucho comer, no os hacéis una idea de los platos que se pone en los bufets, hace hasta tres rondas; pero hasta este punto nos parece excesivo. Lo mejor es que, al llegar, nos dice que estaba en el baño.

Seguimos la ruta hacia una fábrica de té donde nos han explicado el proceso de los diferentes tés, muy interesante. Eso sí, aquí lo de la normativa sanitaria no se da nada de nada; los empleados van todos descalzos, el té cae de las máquinas al suelo y lo recogen sin problemas.
Debía ser una cooperativa que proveerá a varias marcas. Como cualquier visita, termina en la tienda donde hemos comprado té para llevar a casa.

Comemos allí mismo, todos a la carta sin dudarlo. Esta vez, he pedido pescado, que no estaba mal del todo. Ahora siestecita hasta Nuwara Eliya.


Por fin llegamos a lo que se conoce como la "pequeña Inglaterra". Es un pequeño pueblecito que está entre montañas, cascadas y plantaciones de té. La verdad es que todo el paisaje es una preciosidad pero, el pueblo en sí me ha decepcionado, quizá por las ganas que tenía. Nos hemos dado un paseíto de media hora, más que suficiente. Vista rápida al mercado. Siempre que voy a algún sitio me encanta entrar, también en los supermercados pues creo que es donde verdaderamente se puede respirar la cultura del país. Luego hemos pasado por el hotel más lujoso de la zona, típico inglés, colonial, muy bonito.


Al volver al bus, nos ha dicho el guía que eran 5 horas de camino hasta llegar a Negombo, donde tenemos el hotel. Después de llevar casi todo el día en el coche, nos ha caído como una losa en la cabeza. A mí, desde luego, me ha dejado hecha polvo. Nos armamos de paciencia y cogemos postura para, al menos, intentar dormir.
Lo de la siesta ha sido IMPOSIBLE. La carretera estaba llena de curvas y baches, íbamos botando todo el rato. Así que, el único entretenimiento, ha sido reírnos con los adelantamientos extremos del chófer. Aún no había dicho que se conduce por la izquierda, lo conservan de los ingleses. Pues en una carretera de unos 3 metros de ancho es increíble ver cómo un autobús adelanta a otro mietras un tuc tuc pasa por medio y, además, circula gente por los arcenes. Simplemente, increíble. Menos mal que nos ha dado por reírnos. Gracias a nuestro conductor, alias Carlos Sainz desde la aventura, hemos llegado una hora antes al hotel.
Madre mía con el hotel. Susana ha estado discutiendo con el que nos ha organizado el viaje porque no había por dónde pillarlo. Las habitaciones eran cutres cutrísimas pero lo peor es que había una boda india en el jardín. En principio, el plan era llegar pronto, sobre las 19:30, para poder cenar algo, ducharnos y descansar un par de horas, pues tenemos que estar en el aeropuerto a las 2 de la mañana. Cenar hemos cenado muy bien, creemos que el menú de la boda: una sopa de tomate, pollo y helado de vainilla. La ducha ha sido más rápida de lo que pensábamos y, lo de intentar dormir, os lo imagináis; parecía que teníamos a la orquesta sentada en nuestra cama, jajaja. Sorprendentemente, será el cansancio acumulado, hemos dormido un par de horas. El resto de compañeros han optado por irse de copas, para anestesiarse antes del vuelo, jajaja.

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