viernes, 7 de diciembre de 2007

Templos y Kandy

Después de haber dormido en condiciones en una buena cama, estamos como nuevos. Eso sí, algunos tenemos agujetas de la subida de escalones de ayer. Un buen desayuno y, rumbo a Kandy. No nos ha dado tiempo ni de ver el lago del hotel, tenía pinta de ser muy bonito.

Por el camino, paramos un segundo para ver el buda más grande del mundo en esa postura, que no me acuerdo cómo se llama. Un par de fotitos y seguimos la ruta.


La siguiente parada es en el Cave Temple, en Dambulla. Otra subida de escalones importante, pero nada que ver con lo de ayer. Además, el entrenamiento se nota, jaja.
Hay diferentes cuevas con múltiples bodas de madera, concretamente hay unos 150. El más impresionante es uno tumbado; ni siquiera hay perspectiva para poder hacer una foto. Nos hemos llevado una bronca importante por intentar hacernos una foto dando la espalda al buda.
En otra de las cuevas, el rey mandó contruir un símbolo del budismo en honor a la reina, que sacrificó su vida por él en una persecución.
Bajando hacia el autobús, los locales vendiéndonos camisetas, postales, especias; todo lo que quisiéramos. Lo curioso es que van probando con diferentes idiomas: italiano, portugués, español, etc. Te oyen hablar y son capaces de chapurrear los precios e incentivos en varias lenguas, muy gracioso.

Ahora toca visita al Spice Garden. El guía del sitio se llama Boni, un fenómeno que nos explica las diferentes especias que cultivan y los beneficios de cada una de ellas. Esta es de las que más me ha gustado porque era muy amena, nos hacía preguntas para hacerlo más interactivo. Luego, en una especie de mesa de laboratorio, nos ha explicado las mezclas que se pueden hacer para obtener los distintos tipos de curry, por ejemplo, o cremas hidratantes a base de aloe vera y jojoba, etc. Para las chicas, la más interesante es la que se obtiene de una miel a la que le quitan el azúcar y aceite de lima. Asegura que es la mejor dieta del mundo. Así que nos hemos ido directas a la tienda que tienen, a comprar el material para hacer la mezcla en casa, jajaja. Hemos tenido masaje incluído en la visita, para probar un bálsamo especial que hacen. Nos han dejado como nuevos, vamos. Lógicamente, la guía no termina sin el previo paso por la tienda, en la que hemos caído todos, jajaja. Creo que Sergio ha sido el único que ha conseguido no comprar.

Llegamos a Kandy, por fin. Lo primero, paramos en un sitio a comer. Estamos ya todos un poco hartos del arroz, el pollo y el curry, así que, para cambiar, pedimos a la carta. Eso sí, nos decantamos por pasta, por aquello de no arriesgar mucho.

Después de comer, intentamos ponernos de acuerdo para ver qué plan haremos en Kandy. Entre 10, a veces es difícil que todos queramos lo mismo. Para empezar, vamos a una colina para poder ver el lago. Luego, intento frustrado de visitar el museo de gemas, simplemente vemos el vídeo de cómo se obtienen. En realidad, lo que todos queremos es dar un paseo por la ciudad, pero el guía nos dice que no es seguro. Con los conflictos que están ocurriendo en el país entre los tamiles y los nacionales, es mejor no fiarse. Al parecer, Kandy tiene bastante presencia de tamiles. De hecho, tampoco se ve ningún turista andando por la calle.
El plan final fue, primero, ir a hacer alguna compra turística y, luego, dar un paseo por la zona del lago hasta llegar al teatrillo donde vimos las danzas locales. Ya no he podido hacer muchas fotos porque me estaba quedando sin batería y, normal en mí, no me traje los cables. Las copiaré de mis compañeros.
En el espectáculo de danzas locales, hemos conocido a unos españoles de Zaragoza, que estaban de viaje de negocios en Colombo, la capital. Nos han contado que aprovechaban el fin de semana para hacer algo de turismo porque allí, en Colombo, tenían toque de queda a las 12, por la situación política.
Después, hemos visitado el tempo que guarda la reliquia más importante de Buda, un diente. Por lo visto, Kandy era la antigua capital de Sri Lanka, por eso el Palacio Real está allí. Una vez dentro, había muchísima gente, tanta que sólo hemos podido ver la reliquia durante 3 segundos. En el fondo, no lo ves, es un acto de fe porque está dentro de un símbolo del budismo enorme, todo de oro. Lo interesante era ver a los monjes y todos los budistas en plena oración.
Terminada la visita por el tempo, rumbo al hotel, aún mejor que el de ayer. Está en plena montaña y con unas vistas increíbles. Hoy hemos ido directos a cenar y a la cama, que mañana salimos a las 7.30.

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