A disfrutar del finde que es lo que toca.
No hemos amanecido demasiado pronto, a las 7:45 y, mientras desayunábamos,
Miriam se ha vuelto a dormir un ratito. Hoy la hemos dejado más tiempo porque
se viene a comer con nosotros y dudo que vaya a dormir la siesta en su silla,
así que mejor que vaya descansada.
Hemos ido a Flooka, un sitio que le gusta
mucho a mi padre. Es un restaurante de pescado en un hotel de la playa. En la
terraza se estaba estupendamente, la verdad. Y, casualidades de la vida, Fadi,
el compañero de Osama, estaba en la mesa de al lado con su familia.
Mientras nosotros comíamos, Miriam ha
descubierto las patatas fritas; se ha comido por lo menos 3. Como era de
esperar, no ha dormido hasta el final, que ya ha caído rota. Mientras dormía,
nos hemos dado un paseíto por alrededor de la playa, que se estaba muy bien
aunque con un pelín de viento. Y luego nos hemos ido a seguir el paseo por el
boulevard. Durante este mes, hay unos puestecitos ambulantes vendiendo todo
tipo de cosas. Pero, para nuestra decepción, más de la mitad estaban cerrados.
Total que nos hemos vuelto a casa
reventados después de tanto paseo. Miriam ha estado encantada con sus amigos
los obreros, a los que saluda y sonríe sin parar.
Hoy también nos quedamos en casa. Tomás y
Osama han ido a por comida japonesa, que se lo debíamos a mi hermano. Y hemos
cenado tranquilamente mientras veíamos una peli.
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