Miriam ha amanecido a las 7:15 de la mañana.
Querría seguir andando, digo yo. Pero menos mal que es buena y se queda en su
cuna tan contenta jugando. A las 8:05 ya hemos entrado a abrirle las cortinas.
Se pone la mar de contenta ella.
Por supuesto, ni intentar ponerla a
dormir su siestecita matutina, no hay forma. Allá que iba de su cuarto a la
cocina, al salón. Está encantada.
De camino a Sharjah, que hoy toca comer
en casa de los suegros, se ha quedado frita unos 10 minutos, lo suficiente para
coger fuerzas.
A pesar de que ayer les mandamos un vídeo
de la nueva hazaña de su nieta, lo han flipado al verlo en directo. Y es que
hoy está aún más suelta que ayer, claro.
La buena noticia del día es que Ban ha
sido admitida en el máster que quería en Canadá. Empieza en mayo, así que tiene
el tiempo justo para preparar el visado y todos los papeles. Y, como le decimos
nosotros, hacer un cursillo acelerado en tareas de la casa, que no sabe ni
poner una lavadora, jajaja.
La enana no ha consentido dormir la
siesta, no ha habido forma. Estaba la tía como una moto de carreras. Eso sí, en
cuanto le hemos dado la fruta, de vuelta a casa en el coche, se ha quedado
frita. Hemos aprovechado para seguir el paseo y dejarla dormir una hora.
Luego hemos hablado con los abuelos, que
están en plena ola de frío siberiano. Y nosotros quejándonos de nuestros 19
grados.
Por la noche, aunque estaba reventada, la
escuchábamos reírse a carcajadas en la cuna; a saber qué hace. Emilie, que ha
venido a cenar, se partía de risa al oírla por el aparatito.
Hemos cenado una ensaladita mientras nos
poníamos al día y es que esta noche está previsto que nazca la niña de Cecile y
Xavier. Qué ganas de ver fotos.
Yo he dejado hechas unas magdalenas, que mañana
vienen dos compañeras de la oficina a desayunar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario