Vaya día que ha amanecido. Desde casa no
se veía lo malo que estaba el día pero, de camino al aeropuerto para dejar a
Tomás, era horrible; muchísimo viento y tormentón de arena. He dejado a Tomás
después de facturar y me he vuelto a casa a descansar un poquito antes de ir a
la oficina.
En cuanto a trabajo, ha estado tranquila
la cosa, debe ser el tiempo. La verdad es que el día estaba para quedarse en
casa en el sofá, viendo una peli tranquilamente. Aunque había amenazado un poco
de lluvia, sigue sin caer una gota. Menudo verano nos espera.
Al salir, he ido directa a casa pero, con
este tiempo, poco podemos hacer. Nos hemos ido a Misa y, como no podemos estar
en la sala de niños por el frío que hace, nos quedamos en el patio. Miriam iba
a sus anchas, saludando a gente y charloteando en su idioma; está cada vez más
loca, jajaja.
De vuelta a casa, hemos charlado con Tomás
por Skype, que nos ha contado de su vuelo; ha debido estar bastante incómodo,
pobre. Pero bueno, ya está en casa y le toca descansar.
Nosotros hemos cenado en casa tranquilos
y a dormir pronto, que el madrugón me ha dejado hecha polvo.
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