Otra semana que empieza con el
despertador a las 6 de la mañana, ¡qué sueño!
En la oficina, nada que destacar, mucho
trabajo pero llevadero. Hemos ido a comer con Salma, antigua compañera de
Mahmoud en otra agencia y que ahora está en uno de los soportes que utilizamos;
nos está ayudando muchísimo con Avent. Es gracioso porque yo la entrevisté hace
unos 3 años para Media Contacts. Pero a Mr. Joe no le gustó; qué raro.
Por la tarde me he ido volando a casa
para recoger a Miriam y bajarnos al patio. Osama, aunque tenía fiesta hoy, ha
tenido que ir a la oficina pero ha vuelto a la misma hora que yo así que nos
bajamos los tres. Le seguimos llevando el corre-pasillos pero, como va de
sobrada ya, pues no lo quiere. Eso sí, nos tenemos que andar con mil ojos
porque se va directa a una fuente que hay; le encanta. Allá que va, como
robocop, sin parar de decir: “aba, aba, aba”
Con tanta caminata, termina destrozada
claro. No hemos podido hablar con los abuelos porque nos ha pillado la hora del
baño. Y ahora, tan agotada que está, no perdona ni medio minuto. Se ha
terminado el biberón en un pis pas y directa al sobre.
Nosotros casi que vamos detrás que, de
tanto perseguirla por abajo, terminamos igual de cansados. Además, Osama está
aún medio malo con la garganta.
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