domingo, 16 de septiembre de 2012

Miriam malita


A las 2:45 me ha despertado Miriam llorando, debía estar teniendo una pesadilla o algo. Menos mal que se ha vuelto a dormir en seguida. Yo no he tenido la misma suerte; entre las nauseas (que han vuelto)  y la ardentía, me ha costado lo mío coger el sueño. Así que toca empezar la semana cansadita.

De camino a la oficina, no sé porque, había un tráfico infernal; he tardado más de 40 minutos en llegar. Todo el mundo que venía de la misma zona que yo ha llegado tarde por el mismo problema.

No sé si será que es domingo, que estoy agotada, cansada de decir las cosas y que nadie escuche; el caso es que no tengo motivación ninguna en la oficina. Estoy empezando a delegar cosas en Leah para que se vaya poniendo las pilas, porque yo, en cuanto me largue, no pienso ni coger un teléfono ni contestar un correo. Es una baja no pagada.

Para seguir con el absurdo, no nos dejan contratar al responsable de trafficking con más experiencia. Y eso que lo necesitamos urgentemente porque tanto Nokia como General Motors tienen un último trimestre de lo más movido. Pero no, es mejor contratar al que menos sabe porque es más barato. Total, ya nos las apañaremos. ¿Cómo se puede estar motivado con esta actitud?

Menos mal que aún nos quedan los ratitos del almuerzo para echarnos unas risas. Hoy hemos ido a comer Krin, Kate, Marlain y yo a una cafetería francesa cerca de la oficina. Las risas estaban garantizadas con las historias de Krin, que este fin de semana ha ido a ver a una que predice el futuro. Parece que el espera un año bastante bueno, esperemos que así sea.

Por la tarde he ido con Miriam y Lakshmi a llevar unos zapatos de la enana, que son de ante, a una especie de tintorería especializada en bolsos y zapatos. Pero ha sido una total pérdida de tiempo porque sólo pueden teñirlos, no limpiarlos. Así que vuelta a casa. Al menos, hemos dado un paseíto. Pero Miriam está otra vez con mocos y, esta vez, notaba que tenía fiebre. 

Al llegar a casa, confirmado, tenía 38.5 la pobre. Y desde las 18:30 me señala la cuna para que le de a “Mimi”, su osita, y a dormir. La he aguantado hasta las 19:00 para bañarla y darle su cena preferida: sopa y croquetas. Lo ha devorado todo y, de postre, un poquito de Dalsy para bajarle la fiebre. Espero que mañana se levante mejor.

Osama sigue en la oficina y parece que va para largo así que he cenado mis cereales mientras charlaba un rato con mi hermano. Luego con mis padres y, antes de irme a dormir, chateo un ratillo con Laura mi amiga, que está de vuelta en Venezuela.

Y ya no me da el cansancio para más, así que termino de organizar la comida para mañana y a dormir. 

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