lunes, 10 de septiembre de 2012

Empieza la guardería


Hoy es el primer día oficial de guardería para Miriam, después del paripé de ayer. Osama es el que tiene el privilegio de llevarla y recogerla todos los días, que le pilla más cerca de la oficina. No sabéis la envidia que le tengo. Pero ya queda poco para la baja y, entonces, me encargaré yo. Como era de esperar, se ha puesto a llorar en cuanto ha dejado de ver a su padre. Pero lo peor es que las dos profesoras que llevan su clase no hacen nada por entretenerla, sino que le piden a Osama que se quede un rato. Y luego, cuando ya se ha quedado entretenida, le dicen que nada de recogerla a las 12:30 sino que mejor a las 11:00 para que se vaya adaptando poco a poco. Eso sí, el precio del trimestre no tiene adaptación ninguna, sino que hay que desembolsar los más de 10,000 dhs. (2,100 euros) de golpe. Definitivamente, es un negociazo lo de montar una guardería.

En la oficina, más de lo mismo. Lo bueno de hoy es que Marlain ha vuelto de vacaciones. Es con la que mejor me llevo de todas así que es un gusto tenerla de vuelta, aunque ella, claramente, está en depresión total. Nos hemos ido a comer juntas para ponernos al día.

Después de comer hemos tenido reunión de status con Michael, el jefe. Vuelta al sin sentido porque lo que antes era A ahora es B y así no hay quién se aclare. Y en la cuenta de General Motors está cayendo el diluvio; con miles de campañas por activar en la próxima semana y, al no tener gente suficiente, pues no llegan. Leah, mi compañera, y yo les estamos ayudando en lo que podemos, pero me da a mí que se acerca una tormenta y de las gordas. Pero parece ser que nadie lo ve así, de modo que yo sigo a mi bola.

Por la tarde, he recogido a Miriam y Lakshmi para ir al Dubai Mall. Mañana es el cumpleaños de Aleah, una vecina mitad española y mitad sudafricana; y hemos ido a comprarle un regalo. Me he quedado flipada porque, nada más entrar en el aparcamiento, Miriam ha empezado a decir “agua” y “pe” (pez en su idioma). No quería creerme que era por el acuario, que lo vio un par de veces cuando estuvimos con mis padres hace un par de semanas. Pues efectivamente era por eso, vaya memoria que tiene la colega.

En la entrada del mal nos hemos encontrado con Duraid y Ahmad, dos de los proveedores con los que solía trabajar en mi anterior agencia, muy majos.

Tras comprarle el regalo a la cumpleañera, nos vamos pitando a casa que en este Dubai Mall se pierde un montón de tiempo de un lado a otro. Llegamos a lo justo para charlar con los abuelos e irse al baño. Osama, de nuevo, llega tarde el pobre y es que están a mil con los presupuestos del año que viene.

Hemos cenado mientras veíamos Junior Masterchef en la tele. Es un concurso de pequeños cocineros y ya están llegando al final. Los enanos tienen entre 9 y 12 años y es alucinante ver los platos que cocinan; de restaurante de 5 estrellas vamos. Hoy tenían que preparar un pescado diferente cada uno en un restaurante muy famoso en Australia (el programa es allí). Como sorpresa, las invitadas al restaurante eran sus madres. De los 7 que quedan, sólo 3 han pasado a la final, donde ya les esperaba una: Sofia.  La verdad es que ha dado mucha pena ver a los otros 4 irse a casa, lloraban como magdalenas pobrecitos.

Esto ha sido todo por hoy. A ver qué tal se presenta el martes. 

No hay comentarios: