viernes, 14 de septiembre de 2012

Tarde de playa


Pues sí señor, a las 8:15 hemos amanecido. Y mirad si sabe la tía que, en cuanto le he dicho que vamos a desayunar, me ha contestado: “Pa”, que es pan. Es que le encanta su tostadita de pan con aceite, es una vieja.

Han venido mis suegros a quedarse con ella mientras nosotros vamos al médico, que hoy toca consulta otra vez. Lakshmi, de todas formas, salía hoy tarde así que también estará ayudándoles.

La consulta de hoy, de nuevo, era parte de un curso con otros ginecólogos. De hecho, eran dos que también participaron en aquella clase en la que me aseguraron que era un niño. Lástima que la supervisora no estaba, para preguntarle. Como es habitual en mí y mi suerte, la que me ha hecho la ecografía era la más perdida de los dos, no daba pie con bola. Menos mal que el otro la iba guiando. Además, la condenada apretaba con una fuerza que la he tenido que parar un par de veces, qué daño. Pero lo importante es que va todo en orden. Mi médico ha pasado 5 minutos para supervisar y decirme que, a partir de ahora, me verá cada dos semanas.

Al llegar a casa, la enana estaba comiendo y yo he empezado a preparar la comida, que mis suegros se quedan a almorzar. He hecho unos pimientos del piquillo rellenos de pollo con salsa de tomate a la hierbabuena. Los pimientos, evidentemente, me los traje de España este verano, ¡me encantan! Han salido muy ricos pero, para mi gusto, la carne estaba demasiado picada. Un aprendizaje para la próxima vez.

Después de comer me ha dado tiempo a dormir un ratillo, que hoy se ha despertado casi a las 4 de la tarde.

Osama, para variar, tiene que trabajar esta tarde así que yo me llevo a Miriam a la playa. Allí he quedado con Nacho y su novia, Ana, que ha venido una semanita de vacaciones a tantear la ciudad. De momento, en su primer día, parece que le está gustando. A ver si sale alguno de los proyectos que tiene entre manos y se viene pronto.

Aunque el agua todavía está muy caliente, se estaba genial en la playa; sin demasiado calor y la humedad era tolerable. Además, me encanta ver lo que disfruta la enana con el agua, la arena, pegando carreras por la orilla; da gusto verla. Cada vez que pueda, la traeré a la playa; es mucho más sano.

Al llegar a casa, hemos hablado con los abuelos y directa al baño, que la playa la ha dejado baldada.

Yo iba a preparar una coca de verduras para cenar pero me ha dado una pereza tremenda así que he terminado con un cuenco de cereales y Osama ha pedido una pizza. Como en la tele no hay nada de nada, hemos terminado viendo una de las que grabamos en el recibidor. En español creo que se llama “Dicen por ahí…” No es nada del otro mundo, la verdad, pero hemos pasado el ratillo.

Mañana a seguir disfrutando. 

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