Empezamos el viernes con fuerza. Hemos
amanecido a las 8:30, no está mal. Y es que Miriam está de lo más dormilona últimamente;
mejor para nosotros.
Hoy vamos a empezar el día haciendo la
gran compra. Como ya tengo terminado el plan de comidas y cenas para el resto
del mes (estoy irreconocible), pues debe ser más fácil. Pero, siempre hay un
pero, la torpe de mi se ha dejado el menú en la oficina, así que tengo que
improvisar un poco. Menos mal que la memoria no me ha fallado demasiado.
Ya de vuelta a casa, he preparado las
comidas de Miriam y la nuestra. Charlamos un ratito con los abuelos antes de
dar de comer a la enana. Nosotros casi que comemos detrás para aprovechar y
descansar un poco mientras ella siegue con su siesta.
Por la tarde han venido los padres de
Osama a tomar el té y les hemos hecho una tarta-bizcocho de naranja, jengibre y
almendras. La verdad es que ha salido muy rica.
Hemos bajado un rato al patio, que no se
estaba del todo mal. Pero ya, una vez que se pone el sol, la humedad es insoportable.
Así que, ya arriba, la hemos entretenido como hemos podido.
Después de cenar, ha ido revoleada a la
cama, es un gusto. Y nosotros hemos cenado unas espinacas con bechamel muy
ricas. Hoy le he dado un tute a la pobre Thermomix, que si fuera persona, se habría
ido de casa, jeje.
Para terminar el día, vemos la película del
“Ilusionista”, que la hemos pillado a mitad en la tele pero nos encanta.
Mañana, más.
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