Llegó el jueves por fin y, por mucho
trabajo que haya, ya es fin de semana, así que se ven las cosas de otra manera,
¿verdad?
En la oficina hemos tenido trabajo para
aburrir, un no parar. Además, hoy tenía que presentar la estimación para el
2013. Como si fuera fácil predecir lo que van a invertir mis clientes el año
que viene, no tengo ni la más remota idea. Lo he estimado lo mejor que he
podido.
Como siempre pasa, al final del día,
empiezan a salir marrones por todos lados y todo el mundo quiere las cosas
urgentemente. Pero bueno, yo intento hacerles razonar y, algunas veces, lo
consigo.
Y, como buen jueves, no podían faltar los
errores. Con una campaña que tenemos para Philips en Facebook, el proveedor no
para de meter la pata, parece que no entiende nada de lo que le mandamos. Y eso
que, viendo lo torpes que son, se lo enviamos todo bien mascadito; pues ni por
esas. Pero es que yo parece que aún no he comprendido que, en este país, es
imposible aplicar la misma lógica que en otros. A seguir armándose de
paciencia.
He salido un poco más tarde pero a tiempo
para recoger a Miriam e irnos al patio. Es el primer día que lo intentamos, después
de todo el verano sin poder ir. Y es que parece que hoy ha bajado un poco la
temperatura y se empieza a estar mejor, aunque yo aún no canto victoria. De
todas formas, yo veo que los niños abajo no sudan y, sin embargo, Miriam tiene
los pelos como si se acabara de salir de la piscina. Debe ser el gen español
porque Elena, otra vecina española, dice que a Miguel, su hijo, le pasa igual.
Abajo
nos hemos encontrado con Joe, mi antiguo compañero en la otra agencia. Ahora está
buscando trabajo porque, según él, ha dejado el maravilloso puesto que tenía en
BPG. La industria es demasiado pequeña como para saber que la historia es
diferente. Pero bueno, yo le deseo la mejor de las suertes.
A las 18:30 ya nos hemos subido porque, después
de la puesta de sol, la humedad se hace insoportable. La entretengo como puedo
porque hoy no hablamos con los abuelos, que se han ido a la playa. Y quiero
aguantarla un poquito más para que mañana amanezca, al menos, a las 8.
Antes de acostarla, hemos llamado a su padre
para darle las buenas noches. Así llevamos tres días, pobre Osama.
Hoy ha llegado a cenar, al menos. Y,
mientras cenábamos, hemos visto la final de Junior Masterchef, que se la grabé
ayer.
A ver qué tal se presenta el fin de
semana.
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