sábado, 11 de octubre de 2008

Emilie está de vuelta

A las 8:20 de la mañana estaban taladrando el el piso de arriba. No hay derecho, un sábado por la mañana. Yo he intentado quejarme dando golpes con la fregona en el techo pero era demasiado ancho y no retumbaba. De todas formas, ha debido haber alguna queja porque han parado media hora después. Por mucho que lo he intentado, no he conseguido dormirme otra vez.

Después de desayunar, he estado recogiendo cosas en casa, limpiando un poco y haciendo la lista de la compra, que no tengo de nada en la nevera; un desastre.

He ido a comer con Dani, Laura, Bego y una amiga suya que está de visita. Hemos ido al Saladicius. Menudo homenaje nos hemos dado, sobre todo en el postre: dos de chocolate para compartir entre todos.

Luego, para bajarlo un poco, nos hemos ido a dar un paseo por la playa con el enano hasta las 18:10, que empezaba a anochecer ya. Además, hacía un poco de calor, el pobre se empezaba a quejar.

De ahí, he pasado a ver a Emilie, que está de vuelta después de 10 días en París. No sé quién de las dos estaba más hecha polvo, si ella o yo. Nos estábamos jugando a pulso lo de quedarse dormida en el sofá.

Yo he hecho un amago de ir a hacer la compra pero me moría de la pereza. Incluso el súper de al lado de casa estaba llenísimo. La cola para intentar aparcar era tremenda de larga. Prefiero sobrevivir un par de días más sin nada.

Y mañana de excursión a Abu Dhabi.

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