miércoles, 29 de octubre de 2008

Reunión con Chanel

Hoy no podía levantarme, me ha costado la misma vida arrancar. Tenía hambre pero no me daba tiempo a desayunar así que he hecho como Joe; llevarme los cereales que han sobrado de la visita familiar en una fiambrera y tomármelos en la oficina.

He estado solita porque Joe está dos días de reunión con un cliente, unas jornadas de trabajo. Tampoco lo he notado mucho porque a las 2 me he ido a una reunión con Chanel.

Resulta que Fidaa, el cliente, tenía una llamada con la oficina de París y, como no controla el medio Internet, prefería que fuera yo con él. Así también hemos aprovechado para ir planteando el año que viene, ver lo que espera de nosotros, etc. La verdad es que ha sido muy productiva.

Iba muerta de miedo porque tienen las oficinas cerca del aeropuerto y no controlo nada esa zona. Me he ido temprano porque estaba convecida de que me perdía. Me sorprendo a mí misma porque he ido directa. Y que luego digan que las mujeres no sabemos leer los mapas, ¡anda ya hombre! Hasta Dany, mi jefe, cuando intentaba explicarme el camino, estaba convencido de que no llegaba. Ha flipado con mi mensaje de "he llegado perfectamente".

Ha sido gracioso porque de vez en cuando me hablaba en español, que lo estudió en el colegio. Es de admirar que aquí la gente hable, como mínimo, dos o tres idiomas: árabe, inglés y francés. En España no nos entendemos ni en español.

Como me han dado las uvas en Chanel, ya no he vuelto a la oficina. He pasado a ver a Laura y Dani, que mi amiga estrena coche hoy. Se ha comprado el Mercedes clase B, que es chulísimo. He estado allí un rato con ellos hasta la hora del baño de Ignacio, que nos lo vamos a comer un día.

Y ya a casa, que quería charlar con mis padres un rato y mi tía Rosario, que estaba echando la tarde allí.

Voy a seguir con el capuchón para el enano y a dormir pronto, que menuda rachita llevo.

Aquí seguimos en manga corta, Belén, ¿qué le vamos a hacer? Con lo bonito que está el campus nevado, jeje.

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