domingo, 26 de octubre de 2008

A punto de matarlos

Hoy ya es el último día en Dubai y había que aprovecharlo al máximo. Después de ducharnos, arreglarnos y que Tomás organizara su maleta, hemos ido a recoger a los jefes al hotel, que ellos también tenían ya todo cerrado.

Primera parada, en la oficina para que conocieran a Joe. Han sido 5 minutos en el aparcamiento. Les ha contado que el año que viene tiene pensado un viaje por España.

Luego, hemos ido a Carrefour a comprar productos típicos de aquí, básicamente dátiles. Y parada rápida también para hacerse la foto con el Burj Al Arab, el hotel de 7 estrellas.

Terminadas estas dos gestiones, rumbo a Deira para conocer la parte antigua de Dubai. Es como estar en otro mundo totalmente diferente: las casas más bajas y antiguas, callecitas estrechas, zocos en lugar de grandes centros comerciales. A mí me encanta porque es más auténtico.

Obligada visita al zoco textil donde venden todas las pashminas, telas, etc. Les he llevado a la que vamos siempre y la filipina no hacía más que preguntarme por Laura, muy graciosa.

Hemos cruzado el río en Abra, que es una barquita típica árabe. Hacía un calor insoportable y ya era la hora de comer. Decidimos ir al Hyatt, que se veía cerquita. Pues por más que andábamos, el hotel no llegaba nunca. Al final, hemos cogido un taxi, que también ha costado lo suyo.

Después de comer, tocaba el zoco del oro; para pasear claro, que los precios eran de susto. Es más barato que en España pero, claro, no deja de valer lo suyo.

Y de ahí, al barquito otra vez y vuelta al coche. Hemos creído morir por el camino. Entre el calor que hacía y la paliza que llevábamos en el cuerpo, al borde del desmayo. Hoy he estado a punto de matarlos de la paliza que les he metido.

Organizamos las maletas para meter las últimas compras y me llevo un pequeño disgusto: me han puesto una multa. A ver si tengo la misma suerte que con la otra que me pusieron en verano, nunca me llegó.

Nos hemos ido a la terraza del Irish Village y ahí nos hemos quedado hasta la salida del avión. Han venido Laura y Dani con Ignacio, Osama, Omar con dos compañeros y Susana. Se estaba bien aunque hacía un pelín de calor todavía. Por la noche suele subir un poco más la humedad. Tomás y mamá han estado a punto de pedirse un completo: gin-tonic más shisha, pero se han arrepentido al final. Ha sido el descubrimiento del viaje, el COMPLETO.

A las 22:30 ya nos hemos despedido del personal y les he llevado al aeropuerto. Me he colado con ellos hasta el mostrador de facturación, que aquí sólo pueden entrar los pasajeros. Ya les he dejado de camino a la zona de embarque y me he vuelto a casita. Hasta Navidad si Dios quiere.

De camino a casa, para variar, casi me termino perdiendo otra vez. La salida del aeropuerto no la tengo nada controlada y, para variar, hay obras.

Y después de la obligada ducha, a dormir, que estoy muerta.

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