Increíble pero cierto, está nublado y
parece que ha estado lloviendo durante la noche. Ha estado todo el día gris y
lloviznando, un poco triste. En días así es cuando agradezco estar en Dubai
donde todo el año tenemos sol y eso no tiene precio, da mucha alegría. Aunque,
muy de vez en cuando, se eche de menos un poco de lluvia. Pero para eso tenemos
un mínimo de lluvia al año.
Hoy no hemos tenido ganas de cocinar así
que hemos pedido comida a un italiano que hay cerca de casa. Yo pido unas
pechugas de pollo pero no las he podido comer pues venían nadando en una salsa
con mucha nata. Una faena. Así que he terminado tomándome parte del arroz de
Osama.
Por la tarde he dejado padre e hija en
casa y me he ido a la peluquería. Hace tiempo compré un vale de esos por
Internet para un tratamiento completo por sólo 60 euros. Así que ahí he estado
como una reina: me han cortado el pelo, puesto un tratamiento de eso de
keratina, manicura y pedicura. Vamos, que me han dejado como nueva, parezco
otra, jajaja. Al principio tuve mis dudas cuando vi el chico filipino con las
tijeras; desgraciadamente, todos tenemos prejuicios. Pero, como suele pasar con
los prejuicios, me he equivocado pues me lo ha cortado fenomenal, estoy muy
contenta con el resultado. Eso sí, vaya tormento el proceso de la keratina,
parece que nunca acaba. Es la primera vez que me lo hago, y no sé si la última.
He estado ahí más de 3 horas. Primero me lo han cortado, luego me lo han lavado
y aplicado la keratina, que lleva su tiempo porque tienen que ir mechón por
mechón. Lo dejan secar unos 10 minutos y, después de secarme el pelo con
secador, me lo alisan. Para terminar, me lo planchan y, como de nuevo tiene que
ser mechón por mechón, tardan una hora y media. Menuda paciencia hay que tener
porque ya estaba harta de estar sentada en la silla, no sabía cómo ponerme.
Menos mal que dura 6 meses.
Al llegar a casa me ha contado Osama que,
después de darle la merienda, no había quien metiera a Miriam de nuevo en su
cuarto; está demasiado acostumbrada a salir a la calle justo después de las
frutas, sabe demasiado ya, jaja.
Hemos charlado con mis padres y, después
de bañarla se ha quedado inconsciente tomando el biberón, frita.
Y, cuando ha llegado Lakshmi, nos hemos
ido a cenar con Uns, Ban y Emilie. No ha empezado demasiado bien la noche.
Primero, nos ha pillado un tráfico horrible alrededor del Dubai Mall. Hay tanta
gente de los países vecinos pasando Eid en Dubai, que han tenido que cerrar el
acceso al aparcamiento de lo lleno que estaba, tremendo. Hablamos del mall más
grande del mundo con un aparcamiento de unas 9 plantas y enorme de grande. Como
ya veíamos que llegaríamos tarde al restaurante, Uns llama para avisar. La
chica al teléfono le dice que no encuentra nuestra reserva, empezamos a flipar
en colores. Uns chequea el correo que le enviaron como confirmación y resulta
que la reserva era a las 19:30, una gracia. Con Emilie al teléfono buscamos un
plan B y decidimos ir al mejicano del Royal Meridien. Sin caer en la cuenta de
que está al lado del paseo de JBR y es otra zona que suele estar a tope los
fines de semana. Y tan a tope, que hemos tardado 25 minutos en recorrer los
últimos 300 metros antes de llegar al hotel. Juramos que nunca más iremos
durante el fin de semana.
Menos mal que la cena ha estado muy
agradable y nos hemos reído mucho. Eso sí, un pelín caro para ser simplemente
un mejicano y no haber tomado casi vino ni postre.
La salida de la zona no ha sido mucho
mejor que la entrada, de nuevo había demasiado tráfico. Y el caso es que no sé
qué cuernos hacen tantos coches entrando en JBR a las 12:30 de la noche si los
restaurantes ya están cerrados. Para colmo, como aquí no tienen ni pajolera
idea de conducir, bloquean las intersecciones en los semáforos, así que no
podemos avanzar. De verdad, cuánto memo suelto.
Ya han empezado a decorar la ciudad para
el 2 de diciembre, que es el día nacional. Este año va a ser muy especial pues
se cumplen 40 años de la unión. Por lo visto, querían empezar 40 días antes de
la conmemoración oficial pero fue retrasado por la muerte del príncipe heredero
de Arabia Saudí. A mí, la verdad, me encanta que sean tan patrióticos. Aunque
es verdad que algunos lo llevan al extremo; yo no me gastaría el dinero en
pintar mi coche con los colores de la bandera.
A ver si puedo ir haciendo fotos de
algunos edificios oficiales y las voy colgando.
Y mañana es el último día de fiesta, qué
pena que todo lo bueno se acaba.