martes, 15 de noviembre de 2011

Quedada española para comer


Esta semana se me está haciendo eterna, de verdad. Me consuela ver que no soy la única porque Leila, una compañera, llega todas las mañanas quejándose de lo mismo y deseando que llegue el jueves.

La mañana ha estado un poco más tranquila; cosa que hemos aprovechado para semi-celebrar el cumpleaños de Julia. Encargamos unos mini donuts abajo y Shakir se ha encargado de llevarla a la sala de reuniones inventándose un marrón. Casi le pega cuando se ha dado cuenta de que era una broma.

Para comer, he quedado con la comunidad española de Euro y MPG, que va creciendo por momentos, ya son 4: Angel, Carlos, Miriam y Carla, la última incorporación. Hemos comido en un tailandés muy rico cerca de sus nuevas oficinas.

Por la tarde sí que ha sido un no parar, entre reuniones y llamadas. Terminamos el día con una sesión de móvil a cargo de Choueri Group, que están comercializando los SMS de una forma más razonable, ya era hora.
Como he salido tarde, he aprovechado para pasar a hacer una compra de cosas básicas. De vuelta a casa me ha pillado tráfico, claro. Lo que más me molesta es lo mal que conduce aquí la gente, es alucinante. Me pone especialmente nerviosa el que no respeten la distancia de seguridad, les encanta ir pegados al coche de enfrente. ¡No lo puedo soportar!

Ya en casa, hemos hablado con los abuelos, que hoy sí nos ven, menos mal. Me ha enseñado mi madre los zapatos que le ha comprado a Miriam, para comérselos. Luego me la ha montado durante el último biberón porque se lo quito un poco antes de terminarlo y se pone negra. Es que, como es tan bruta, se lo bebe de una sentada y termina todos los días con hipo.

Y el día ya no da más de sí, cenamos y hoy me acuesto pronto mientras Osama se queda estudiando un rato. 

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