Después de desayunar y dejar a Miriam
durmiendo su siestecita matutina, me he ido a Carrefour a hacer la compra, que
ya toca. Da gusto ir a primera hora porque no hay nadie. A partir de las 11:30
empieza a llenarse y ya es imposible. Así que habrá que aprovechar que nos
levantamos temprano.
Como no podía ser de otra manera, los
carros siguen sin estar en el aparcamiento; de nuevo me toca subir todas las bolsas
como puedo.
Llego a casa a lo justo para poder
charlar un ratito con mis padres antes de darle de comer a Miriam. Y, después
de acostarla, hemos preparado un pisto muy rico para comer y un filete a la
plancha. Muy sano todo.
Nada más despertarse, nos hemos ido a
pasar la tarde en la playa, aunque sin bañarnos pues no hacía demasiado calor. Miriam
ha descubierto la arena y se ha puesto fina. Por supuesto ha intentado
comérsela varias veces, claro. Osama ha hecho unas fotos muy chulas, que hacía
tiempo que no usábamos la cámara y es una pena, la verdad.
De vuelta a casa hemos parado a tomar un
zumo en el Central Perk. Sí es el nombre de la cafetería en la serie Friends.
Allí hemos conocido a tres españoles que trabajan en Dubai también. Dos de
ellos han llegado hace un par de meses, muy nuevos. El otro lleva más tiempo y,
para que veáis lo enano que es el mundo, es muy amigo de un chico de Jerez que
conozco.
Y, después de dejar a Miriam bañada,
cenada y acostada, nos hemos ido a cenar a un restaurante vietnamita. Era una
cena que le debía a Osama desde hace tiempo. En realidad, quería llevarle a
otro que han abierto nuevo pero, cuando llamé para reservar, me pidieron tantos
detalles de mi tarjeta de crédito (incluyendo fecha de caducidad y los tres
dígitos de seguridad) que no me sentí cómoda y anulé la reserva. No sé para qué
necesitan tantos detalles. Pero no me arrepiento para nada pues Hoi An, al que
hemos ido, es buenísimo. La comida estaba riquísima y no ha sido nada caro para
estar en un restaurante de 5 estrellas. Me imagino que repetiremos.
De momento, está siendo un fin de semana
bastante productivo. Aunque no dejo de acordarme de Marta y Marcos, que estarán
disfrutando Berlín. Afortunados ellos.
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