domingo, 6 de abril de 2008

De obras en la oficina

Esta mañana era incapaz de levantarme, no podía con mi alma. De hecho, he estado todo el día sin levantar cabeza, más que sueño era agotamiento. He tenido que recurrir al Capuccino de vainilla un par de veces al día.

Parece que las obras me persiguen. Hoy empezaban a trabajar en las nuevas oficinas, que tendremos más espacio. De momento, tendremos que estar como un mes todos juntos: los departamentos de compra y planificación. En el espacio que ocupaban 6 están ahora 10, increíble. Nosotros hemos salido ganando porque sólo se ha venido Omar, el director de compra; no estamos tan apretados como el resto.

He estado hablando un rato con Dany. Parece que hay problemas con la gestión de Credit Suisse. En fin, espero que mi papel no sea sólo solucionar marrones.

Hemos tenido reunión interna para ver la estrategia de Peugeot, tenemos que presentarla mañana. A ver qué tal se da.

Después de la oficina, me he acercado al centro comercial que tenía que hacer unos recados. En teoría, el plan era ir a Malecón pero yo me he rajado. Creo que, al final, no ha ido nadie; no estaba la gente animada a bailar salsa. Así que hemos terminado Osama y yo cenando en el Royal Mirage. He probado el Manakhesh de espinacas, riquísimo. También he aprendido, creo, a diferenciar la música egipcia de la iraquí.

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