martes, 10 de febrero de 2009

Cenita italiana

Esta mañana he subido directa a ver a Didier, para darle los buenos días y deje de estar celoso porque ahora sólo subo a ver a Carlos, jajaja. Se partía de risa nada mas oírme. Voy todas las mañanas porque, aunque ya tenemos agua en la tercera planta, prefiero rellenar mi botella arriba y así les veo unos minutos.

Por la mañana ha estado tranquilo, trabajando a buen ritmo y sin demasiado estrés.

Después de comer hemos tenido otra sesión del famoso Dolphin. Esta vez ha sido mucho más productiva. Al menos, hemos podido adelantar algo. Ya están hechas todas las peticiones, ahora que nos contesten si se puede hacer o no.

En mitad de la sesión nos ha llamado Salma, que le habían dado una mala noticia: su abuela acababa de fallecer en Egipto. La pobre estaba desconsolada, se ha ido a casa y volará esta misma noche.

He hablado con el guiri, que esta noche el pobre se tiene que quedar trabajando en el hotel, así que no le veremos hasta el viernes, que está de vuelta.

De la oficina, me he ido directa a recoger a Osama a la oficina y, después de invitarme a cenar a un italiano buenísimo, hemos ido a recoger su coche al taller, que ya tocaba.

Ya en casa, he hablado con mis padres un rato y mi hermano, que ha conseguido lo que quería, enhorabuena.

Ahora a dormir, con tapones eso sí, porque están taladrando el suelo para empezar un nuevo edificio. Y luego se habla de crisis.

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