domingo, 1 de febrero de 2009

Hablando con mi vecino


No puedo empezar el blog de otra manera hoy. Lo de este hombre no tiene palabras, hace historia de nuevo y se lleva el primer Open de Australia. Supongo que esto es el comienzo de otro gran año. Para variar, con esta semana laboral de mierda que tenemos, me he quedado sin verlo. Lo he ido siguiendo por Internet y, el último set me lo ha retransmitido mi hermano, que iba mucho más rápido que cualquier página web. Gracias de nuevo.

Después de la obligada mención, me remito al día de hoy. Me he levantado como he podido después de que el vecino haya tenido otra noche de tertulias para sordos. Evidentemente, la mudanza la veo cada vez más cercana. Luego veréis que cambio de opinión.

Ha sido el primer día de Carlos. Creo que andaba un poco nervioso pero ya se sabe que la primera semana siempre es la peor. Ya se le irá pasando.

Me ha llamado el dueño del piso para bajarme el precio y, además, decirme que ya ha hablado con la dirección del edificio sobre mi problema con el vecino. Esta tarde tengo que ir a hablar con él para decirle que, o cambia de actitud, o se dará parte a la policía. Si realmente se soluciona, me quedo donde estoy. Al final, no me termino ahorrando mucho si me mudara, no merece la pena para el ajetreo que es. Además, Mohammad, en cuanto se ha enterado de lo de mi vecino, está ansioso por solucionarlo. Ya dije en su día que es más alemán que yo, ya es decir.

Por la tarde he acompañado a Carlos y Ale a recoger un coche de alquiler, ya están motorizados.

Después, directa a casa a charlar con mis padres, con mi hermano, una charlita con mi tía Blanca y con Javi, otro amigo. Mientras, preparaba salmón al horno para cenar con Osama y Ban. También lo he intentado con mi amiga Belén, a nuestro estilo. Pero ha saltado la alarma de incencios y había humo por todo el pasillo. Afortunadamente, no ha pasado nada, sólo que en casa de Alberto, el español que vive en frente, se les había quemado algo haciendo la cena.

Antes de la cena, tocaba ir a pasar el trago de la charla con el vecino. Yo iba casi temblando, menos mal que ha empezado a hablar Osama. La verdad es que mucho mejor de lo que me esperaba. Ha pedido perdón en todos los idiomas y entendido la situación. De hecho, él mismo ha empezado diciendo: "A veces, soy muy molesto, ¿verdad?" Resulta que su madre es española y ha vivido en Marbella seis años. Si al final nos vamos a hacer amigos. Me he quedado de lo más tranquila, un gustazo.

Y, poco más, después de cenar, un ratito de charla y cada uno a su cama.

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