miércoles, 11 de febrero de 2009

Movida con el vecino

Anoche la volvió a montar el vecino. A las 5:30 de la mañana me he despertado y ya no había forma de volver a dormir. Así que he llegado a la oficina a las 8 en punto.

Lo primero, con la ayuda de Osama, ha sido escribir otro correo de queja a la gestora de la comunidad, explicando todo paso a paso. Bastante largo ha salido. También he hablado con el dueño del piso para decirle que así no renuevo por otro año; que me largo en dos semanas.

Tras varias llamadas entre Mohammad (el dueño) y Rihani (el gestor), me han explicado que le entregan una carta al vecino para avisarle de que, la próxima vez, irá la Policía a echarle.

De todas formas y, por si acaso, Mohammad me ha ofrecido mudarme al octavo piso, que tiene otro estudio y da al otro lado, donde no hay obras. Así que me terminaré mudando. No me fio ni un pelo del falso ese.

En la oficina estaban todos flipando con la historia, dicen que parece una película americana. Alucinan porque no es normal que pase esto. Es mala suerte haber tocado con un energúmeno así.

Me he bajado a comer con Carlos, otro que está flipando en colores. Ahora pasa por el mismo proceso que yo pasé cuando llegué. Estamos acostumbrados a otra cosa en la oficina de España y cuesta hacerse una idea de lo diferente que es aquí.

Por la tarde hemos inscrito una de las campañas del año pasado en unos premios de un festival de publicidad. A ver si hay suerte. Desde luego la acción fue muy innovadora.

Y a las 19:00 ya no podía más, me he ido directa a casa. Una conversació rápida y directa al sobre, a las 22:00 estaba en el quinto sueño.

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