viernes, 12 de febrero de 2010

¡Sorpresa!

Llegó el día de la sorpresa, por fín. Y aún estoy perdida, aunque creo que pinta que vamos a Musandam, en Omán.

Primero, tocaba levantarse temprano para quedar con el chico de ayer y pagarle la señal del apartamento. Pero no ha habido forma de que contestara al teléfono. Para hacer tiempo, Osama ha ido a pelarse.

Antes de quedar con Jad, hemos visto otro apartamento por si acaso. También nos ha gustado mucho pero la segunda habitación no tiene armarios, así que nada.

Farshad, el agente de ayer, seguía sin dar señales de vida. Le hemos mandado un mensaje para quedar el sábado.

Hemos quedado con Jad y Aki para ir rumbo al destino desconocido. Ninguna de las dos teníamos ni idea de dónde íbamos. Para colmo, mientras conducía, yo iba diciendo dónde creía que iba y Osama, para despistarme, me decía que no tenía ni idea. Cuando, en realidad, iba muy bien encaminada.

Al coger la salida, no podía creérmelo: ¡vamos a Al Maha! Es un resort en mitad del desierto, rodeado de arena y con suites independientes en forma de tienda beduina. Pero claro, con todo lujo de detalles, es impresionante. Está en mitad del Centro de Conservación del Desierto de Dubai, pura naturaleza vamos.

Para empezar, te recogen en la entrada del parque. Tienes que dejar tu coche allí, eso sí, en un aparcamiento cubierto. Y te llevan al hotel en un 4x4 a través del desierto, a unos 5 km.

Por el camino, Christelle, nuestra guía, nos va explicando las diferentes actividades que tenemos y su recomendación. Ya están planeadas: paseo en camello para ver el atardecer y mañana un safari para ver los animales.

Al llegar al edificio principal, donde está la recepción, nos reciben con una toallita fresquita y un zumo de frutas. Por supuesto, nos llaman por nuestros nombres, increíble.

A Osama se le había olvidado la cartera en el coche. Pues no hay problema, rápidamente mandan a alguien a recogerla.

Mientras, nos llevan a nuestras suites. Allí ya flipamos del todo. Tienen piscina privada, con temperatura controlada por supuesto. Por la noche, la suben un poco para que no esté tan fría, increíble. Están pendiente de todo detalle: unos prismáticos, un plato con frutos secos, un atril con un bloc y lápices de colores para pintar, etc. Ahí dejo unas fotos, que hablan por sí solas.




Hemos comido en la misma habitación, que nos han preparado la mesa con lo que habíamos pedido, increíble.
A las 17:00 hemos ido a montar en camello para ver el atardecer. Íbamos dos por camello, muy divertido. Un paseíto de 20 minutos hasta llegar a una de las dunas donde nos esperaban con un champán, fresas y frutos secos. Están en todo, es alucinante.
Después de ver la maravillosa puesta de sol, vuelta en camello al hotel. Un bañito para quitarme la arena y recogemos a los chicos para ir a cenar.
Antes, el idiota de Farshad me ha mandado un mensaje para decirme que había otro interesado en el apartamento y pagaba el depósito esa misma tarde. Va listo si cree que me va a arruinar el fin de semana. Mañana nos pondremos a buscar de nuevo y ya está.
La comida está buenísima. Yo he tomado un paté y un pescado, que estaba riquísimo. El camarero, encantador, sabía de antemano que era alérgica a la leche, he flipado. Me iba dando alternativas para los platos que tuvieran queso o nata, un encanto.
Por supuesto, existe la opción de ir a cenar en mitad del desierto. Ellos preparan todo, con alfombras y cojines; te dejan allí con un teléfono inalámbrico para que, cuando quieras volver, vayan a recogerte.
Hemos estado a punto pero nos han dicho que en esta época hay un poco de viento y no garantizan que estemos lo suficientemente bien. Ya volveremos.
Después de cenar nos hemos dado un paseíto para poder bajar la comida y a darnos un chapuzón en la piscina. A dsifrutar toca, que estoy encantada con mi sorpresa.

No hay comentarios: