lunes, 17 de octubre de 2011

Voto por correo

Esta mañana he dejado a Miriam de pie en la cuna e intentando abrir la cortina para mirar por la ventana. Menos mal que no me ha visto y seguía jugando. No porque le dé pena que me vaya, ni le importa, sino porque entonces ya no se quiere quedar sola en su cuarto.

Desde la oficina, aprovechando que tan temprano suelo estar tranquila, le he escrito un largo correo a Ignacio, un nuevo lector que está a punto de venirse a Dubai.


Luego ya se  ha liado la cosa. Hemos tenido un par de reuniones con soportes. De hecho, he flipado con uno de ellos. No lo conocía, o al menos no me acuerdo, pero él se sabía mi vida entera, incluso me ha preguntado por la enana. Después de presentarnos su red, hemos estado cotilleando sobre la industria, los últimos cambios en las agencias, etc. Si es que este mundillo es demasiado pequeño.


Hoy toca comer delante de la pantalla para revisar una presentación que tenemos mañana. Así también aprovecho para leer las noticias, que aún no me ha dado tiempo.

Antes de irme a casa, tenemos una reunión interna para discutir sobre Masafi. Estamos preparando una presentación general. Parece que es el día de la desaparición de archivos. Leila ha perdido una carpeta entera con todos los ejemplos internacionales y Anouk ha perdido la presentación de Masafi. Esperemos que Luis pueda recuperarlo todo.

Sorpresa, al llegar a casa me encuentro que Osama me abre la puerta. Ha estado todo el día en Abu Dhabi y ya se queda en casa estudiando. Miriam y yo nos hemos ido a pedir el voto por correo, que no quiero que me pille el toro. Y luego a comprar un par de cosas que se me olvidaron ayer.

Antes del baño hemos charlado con tía Blanca, que nos ha puesto al día de los argentinos. He intentado chatear con ellos por Messenger pero hemos estado como el perro y el gato. Mañana vuelan a Iguazú. Por lo que cuentan, deben estar pasándolo muy bien.

Una vez acostada Miriam, que hoy ni se ha podido terminarse el bibierón, ha caído redonda; le he preparado puré para esta semana. Y a dormir, que entre semana a las 10 de la noche ya no soy persona. 

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