sábado, 22 de octubre de 2011

Omán tampoco


Parece que lo de la infusión ha hecho efecto porque me he levantado mucho mejor. Esperemos que dure.

De nuevo, nos quedamos las dos mano a mano porque Osama se encierra en la oficina a estudiar y ni siquiera va a venir a comer.

Por la mañana nos hemos quedado en casa. Miriam está obsesionada con la estantería de su cuarto; le encanta gatear hasta ella, ponerse de pie agarrada a las baldas y empezar a tirar todo lo que hay en ellas (sólo juguetes de peluche).

Después de comer, nos hemos ido las dos a dormir la siesta, cada una en su cuarto. Pero, una hora después, el vecino de arriba nos ha despertado; debía estar jugando al juego de las sillas o algo así, cuánto ruido. He intentado que se volviera a dormir pero no ha habido suerte.

En teoría, íbamos a ir a la playa con Emilie, pero viendo lo cansada que está la enana, nos hemos quedado por abajo dando un paseo. Allí hemos visto a Joe con su mujer y su hijo, que se acaban de mudar a la torre de al lado nuestra. A las 18:00, por fin, se ha quedado frita, hasta las 18:30 que la he despertado, con toda la pena del mundo. Pero es que sino, no va a dormir luego.

Como no podía ser de otra forma, también nos quedamos sin ir a Omán; el hotel que queríamos está lleno. Así que nos toca quedarnos en Dubai 5 días seguidos. Gracias de nuevo, Air Berlín, por fastidiarnos el puente.

Yo pensaba que había esquivado el resfriado pero va a ser que no porque no he parado de estornudar y moquear en toda la noche. Después de cenar, me tomo otro té de esos de naranja y me chuto un panadol antes de meterme en el sobre. A ver qué tal mañana. 

No hay comentarios: