lunes, 8 de septiembre de 2008

Charlando con la familia

Como tengo otra vez la llave, no sirve eso de quedarse 10 minutos más en la cama. No entiendo esta norma de tener sólo dos llaves, ¿qué puede pasar si todos tenemos una? ¿y por qué no pondrán un sistema de apertura con tarjeta? Total, ya la tenemos que usar para fichar al entrar y salir.

Hoy mi paciencia ha estado al límite todo el día. Primero la agencia creativa que está desarrollando las piezas para la campaña de Al Aan TV. Les he tenido que explicar 4 veces cómo se inserta la función que permite que los usuarios hagan click en el banner. Todo esto, gracias a la ayuda de Ma. Luz, que se está ganando el cielo conmigo. Al final, por fin, las han enviado bien a las 4 de la tarde. A todo esto, el cliente nervioso porque tendrían que haber estado online el jueves pasado. Como si fuera culpa mía. Lo bueno es que de todo se aprende.

La siguiente, con una chica de un soporte, que lleva dándome la tabarra toda la semana pidiéndome unos datos. Irene, no sabes lo que me acuerdo de ti, en serio. Aquí no tengo a nadie con quien comentar estas cosas, jajaja.

Y, por último, Didier. Teníamos que terminar de corregir el maldito documento de Credit Suisse. Yo necesitaba su ayuda para una tontería del programa. Pues, cuando he ido a preguntarle, tenía que comer, luego el cigarro de turno y, cuando vuelvo a su sitio, me lo veo leyendo una revista de coches. Por poco se la estampo en la cara. Y luego se queja porque los de la oficina de Londres no son flexibles con los plazos. Manda....

He chateado un ratín con Iria, que me ha estado poniendo al día con las novedades de la oficina.

Luego me he llevado un capón de una cliente gracias a mi querido compañero. Menos mal que llega mañana y le va a tocar lidiar a él porque yo ando un poco perdida.

A media mañana ha venido Houda con su hijo mayor, que no ha parado de corretear por toda la oficina. Con toda su cara, lo ha dejado aquí unas dos horas. Maya y Youmna le han estado haciendo de canguro. Lo más fuerte de todo es que tiene una Filipina interna en casa.

Después de la oficina, he pasado por el súper a por agua. Ahora es un gustazo ir de compras a las 6 ó 7 de la tarde. Como están todos comiendo en casa, no hay nadie. Los centros comerciales están vacíos. Lo que resulta más raro de todo es ver las cafeterías y los sitios de comida cerrados. Hasta que se pone el sol no los abren.

Qué gusto llegar a casa temprano y poder hacer cosas con calma. Además había quedado con mis padres y mi tío Luis, que está de visita, en charlar por Messenger. Antes de que llegaran, he estado hablando con mi amiga Ana, que hacía bastante que no charlábamos, aunque siempre estamos al día por correo.

Después de hablar con mis padres, he llamado a mi prima Lola, otra que hace tiempo que no sabía de ella. A ver si sale lo de venirte en marzo, nos lo pasaríamos genial.

Y luego plan tranquilo. Tendría que haber planchado pero me ha dado mucha pereza, mañana.

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