viernes, 5 de septiembre de 2008

Tarde en el hospital

Esta mañana me he levantado relativamente temprano, a las 11:00, para hablar con mis padres, que últimamente estamos como el perro y el gato. Y así seguimos porque mi madre no estaba en casa y mi padre acababa de llegar. Pero al menos he chateado un rato con mi hermano y Marcos.

Me he ido al Mall a hacer compra, que ya no tenía de nada, ni en la nevera ni en la despensa. Eso sí, maldita la hora en que se me ha ocurrido la genial idea, estaba petadísimo. Las colas en Carrefour eran tremendas. Y yo pensando que iban a estar todos durmiendo para evitar el ayuno, ilusa de mí. Para la próxima vez ya sé que la mejor hora es cuando se ponga el sol, que están todos comiendo en casa.

He llegado, puesto la lavadora y colocado las cosas. Cuando terminaba, me ha llamado Osama que se encontraba fatal y tenía mucha fiebre, a ver si podía acercarle al hospital. Estos hombres, que no saben estar enfermos, jeje.

Así que allí que he ido a recogerle y hemos echado la tarde en el Emirates Hospital. Una vez más, compruebo que la sanidad aquí funciona estupendamente. Por ley, las empresas tienen que hacernos un seguro privado. Algunos, como el de Osama, incluyen hasta las medicinas. Yo el mío aún no lo he probado, gracias a Dios. Y toquemos madera.

Lo han despachado con un gotero de Paracetamol y unos análisis. Así que lo he dejado en su casa a descansar.

De vuelta a casa, he parado en el libanés al que me llevó Joe el otro día, que pillaba de camino. Me he comprado un par de Manakhes y a casa a cenar.

Una vez tumbada en el sofá, me ha dado pereza volver a moverme. Así que me he quedado viendo una peli en casa tranquilamente. Después de la semanita que me he pegado, me apetece relax absoluto.

No hay comentarios: