Sheik Zayed Mosque

El Coronel Osama nos ha levantado a las 8:30 de la mañana para poder llegar a visitar la Mezquita. En teoría y según el libro, la última visita guiada era a las 10:00.

Hemos llegado en punto pero nada de visita guiada, son sólo durante los días de la semana. De todas formas, tampoco tienen mucho que contar, la hemos podido ver por nosotros mismos.

Al entrar, primer obstáculo: nos tenemos que poner una abaya, la túnica negra, para poder entrar a la mezquita, aunque llevemos manga larga. Nos la facilitan a la entrada. Por lo visto, no se puede mostrar ni siquiera la silueta del cuerpo. Eso sí, como siempre, sólo las mujeres; los hombres pueden ir con pantalones y camiseta de manga corta sin ningún problema.

Como se puede ver en las fotos, es enorme, toda entera blanca, muy bonita. Se llama la Gran Mezquita de Sheik Zayed porque es donde está enterrado el fundador de los Emiratos. En la tumba hay una persona continuamente leyendo el Coran, las 24 horas. Hay 10 turnos para que vayan descansando.

En el salón principal tienen la alfombra más grande del mundo, muy bonita. Y en la pared principal tienen inscritas las 99 formas de llamar a Dios. También tienen 3 lámparas hechas de cristal de Swarovsky, 100,000 cristales en total, casi nada.

Lo que más nos ha llamado la atención es el patio tan inmenso que hay. Aunque está expuesto al sol constantemente, al andar descalzo por el mármol, no quema; hay un sistema de ventilación por debajo del suelo que hace que siempre esté frío.

Y esto es lo más raro de todo. Para acceder a los lavaderos para limpiarse los pies, manos y cara, tienen escaleras mecánicas, lo nunca visto. Nos hemos estado riendo de esto un buen rato.

Esta foto muestra la tumba de Sheik Zayed.

Una vez terminada la visita, hemos ido directos a dejar a Uns a Sharjah. Hemos comido allí y, después a Ikea a comprar una toalla para la playa, que Osama no tiene.

Luego vamos a casa de Laura y Dani a verles un rato. Ignacio se va a soltar a andar dentro de dos telediarios, está el tío embalado con el correpasillos. Además, ya dice adiós con la manita y ha aprendido a hacer las tortitas, ya sea con sus manos o, sino, te coge las tuyas para que lo hagas tú. Ahí dejo una foto de uno de sus momentos favoritos: el baño.

De camino a Marina, hemos parado a cenar en lo que llaman el centro financiero, que no es más que dos edificios de oficinas. Allí hay una pizzería muy rica. Nos han atendido de milagro porque cierran a las 22:00 y hemos llegado a las 21:25.

Y ya cada uno a su casa a dormir temprano. Pero da gusto lo que cunde un fín de semana cuando se sale fuera. A partir de ahora, a explorar el país.