jueves, 15 de noviembre de 2007

Y llegó el fin de semana

¡Por fin jueves! Esta semana pensaba que no acababa nunca, pero todo llega.
Como todo jueves, el tradicional Manakeesh, qué rico. Y luego, sin parar: L'oreal, Chevrolet, E-Trade, reunión con Google. A Elodie casi la mato esta mañana. Ahora le ha dado por decirme que debería montar mi propia agencia online, ¡lo que hay que oír! Vamos, con la poca pinta de emprendedora que yo tengo, jaja. Prefería no decirle nada porque estaba bastante dormida.

Como es natural, esta mañana se partían de la risa en la oficina con mis paseos nocturnos por Dubai. Especialmente, los tres mosqueteros, que no daban crédito a cómo había aparecido en Dubailand desde Springs, jajaja. Ha sido la anécdota de la jornada, claro.

Después de la oficina, me he venido directa a casa, hoy pasaba de planes. Además, mañana hay que levantarse temprano, que nos vamos de excursión unos cuantos a Fujeirah, otro de los emiratos.

De camino a casa, he parado a echar gasolina por primera vez. Como cabe esperar, es baratísima: 9 euros me ha costado llenar el depósito. De litros, no me habléis, que no tengo ni idea; esas preguntas ya son de nota.

Creo que comenté un día que, desde mi mesa, veo al personal del edificio de en frente. Durante el Ramadán, les veía a las 18:00 disfrutando del Iftar en el comedor de la segunda planta. Pues también veo el despacho del jefe de la MBC (cadena de TV aquí), que es local, claro. Esta tarde, sobre las 17:50 he visto cómo rezaba mirando a La Meca. El office boy de turno le extendía la alfombrita y, muy recogido, ha estado rezando durante unos 5 minutos. Por lo visto, antes era muy común verles en mitad de la calle, la carretera; en otros países, como Saudi Arabia, se siguen viendo. Ahora están construyendo muchas mezquitas para que todos tengan cerca una, ya sea de su casa o de la oficina. De hecho, las casas más cercanas a las mezquitas son más baratas.

Voy a esperar un rato, a ver si se conecta mi prima Marta. Y, luego, a la cama.

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