lunes, 9 de marzo de 2009

Auténtico lunes

Así ha sido el día de hoy: típico que sale todo mal. Primero me he dormido, para variar. Antes de salir de casa, al abrir los cereales, se me ha roto la bolsa y casi llegan hasta el pasillo. Menos mal que ha sido controlable al final.

En la oficina, se preveía un día movidito y largo. Joe me ha enviado un mensaje para decirme que se queda otro día más en el Líbano; volverá el miércoles.

Rayan metiéndome presión para terminar la presentación de Puig cuanto antes. Claro, él ha tenido casi un mes para prepararla; a mí me avisó con una semana. Luego he estado explicándole el concepto de integración, pero no sé si lo termina de pillar.

Llamo a la de recursos humanos para pedirle que firme la autorización para el hospital y resulta que no tiene ni idea. Espero que mañana se resuleva porque no andamos demasiado bien de tiempo. Sobre todo si tenemos en cuenta al ritmo al que van aquí.

Y por la tarde, cuando ya estoy a punto de salir de la oficina, ¡zas! Me llama, Hares, del departamento de PR para comunicarme la gran cagada de Salma. Se ha liado una buena. Espero que no terminemos perdiendo el cliente. Mañana me tocará hablar con ella de nuevo.

Me he ido directa a casa a hablar con mi amiga Ana. Pero, para terminar bien el día, en el parking, mientras aparcaba de culo, me ha asustado un vecino y le he dado un golpecito a la columna. Menos mal que siempre voy despacio, no le he hecho nada al coche. También es que el Golf es de lo más duro.

Ya en casa, he charlado un rato con Ana, para ponernos al día. Y luego con mis padres, mi tía y mis sobrinos. Íñigo por fín se ha reconciliado conmigo y sigue diciendo que es mi príncipe. Eso sí, Blanquita no ha soltado palabra, ¡qué cabezona es!

He cenado una sopita de calabaza y salmón al horno. Luego he preparado la comida para mañana y a dormir tempranito. Menos mal que el lunes se ha acabado en el aparcamiento, sino me toca incenciar la cocina hoy, jajaja.

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