Renovando el contrato de alquiler

Hoy también ha sido un día de no parar. Me da a mí que la semana se me va a pasar volando.

Rayan me ha pasado un par de briefings para Puig. A ver si vamos recuperando y hacemos cosas. Parece que, de momento, no va mal del todo.

Estando allí me he enterado de que parece que no tenemos día de fiesta. Os cuento. Se supone que estaba previsto el 10 de marzo como vacaciones debido a la conmemoración de nacimiento del profeta Mahoma. Como siempre, dependiendo de la luna. Pues ahora resulta que el sector público tiene fiesta el domingo y el privado no tiene nada, es el sábado. Digo yo que si se celebra el nacimiento del profeta será un día fijo, ¿no? Ahora resulta que para el sector público nación un día y para el privado otro diferente. ¿Tiene algún sentido? Estos son los absurdos de Dubai. La Semana Santa también depende de la luna pero lo sabemos con años de antelación porque, en el mundo moderno, se usa la astrología.

En fín, ese ha sido el mosqueo del día. Encima, resulta que Osama tiene el domingo libre y Ale, la novia de Carlos, el lunes. Así que no hay forma de aclararse.

A mediodía, he venido a mi casa que había quedado con el dueño del piso, Mohammad, para firmar el nuevo contrato. Como novedad, me ha contado que mi vecino quiere regalarme flores por las molestias. Así se lo ha contado al Sr. Rihani, gestor del edificio. Tiene narices. Lo único que quiere es venderse. Que se deje de flores y siga calladito.

Por la tarde, nada especial; currando con las nuevas propuestas. A ver si mañana consigo sentarme con Salma y explicarle unas cuantas cosas, que aún está muy perdida.

Al salir, he ido a pagar la cuenta de la luz a la gasolinera. Por cierto que el otro día me llegó la primera factura de Internet, jajaja. Después de haberlo dado de alta en junio. Espero que esos meses hayan quedado en el olvido.

Y hoy plan relajadito otra vez. Hemos pedido cena a Wagamama y visto una película en casa de Osama.