Reunión con Alico

Esta mañana creía que la mataba. Cuando he llegado a la oficina a las 7:45, no había nadie, ni siquiera estaba abierta y yo no tengo la llave. No paraba de llamar a Salma pero no contestaba, creía que la mataba.

Por supuesto, el informe no ha estado listo para la reunión, así que he ido cabreadísima, no paraba de hablar sola en el coche.

De camino a la reunión, ha habido un accidente horrible en la autopista. Era en el sentido contrario pero el coche estaba estampado en la valla que separa los dos lados. Lo peor de todo es la gente que conduce despacio para mirar, cuánto morbo por favor. Y yo que iba con prisa porque no llegaba a la reunión. Al final lo he conseguido.

En general, ha ido bien. Lo del informe ha podido pasar desapercibido.

Y vuelta a la oficina a no parar, que ahora estamos sólo dos. He intentado hablar con Salma pero no hay forma, se pone a la defensiva en lugar de aceptar errores. Ya he tirado la toalla con esta niña.

He bajado a comer con Carlos a La Moda, que los domingos hay bufet.

La tarde ha estado un poco más tranquila aunque no aburrida, claro. He terminado de traficar unas palabras de Alico para Google, que lleva su tiempo el cortar y pegar.

A las 19:45 he podido irme a casa por fin para hacer las maletas y mudar mis cosas a casa de Emilie. Laura y Dani se han instalado en casa y nos hemos ido a cenar a Marina Mall, un sitio nuevo de hamburguesas que está bastante bien.

Desde allí he hablado con mi madre, para felicitarnos mutuamente por nuestro Santo y con mi hermano. Mis tías nunca fallan tampoco.

Y ya a casita a dormir. Con penita de saber que Nadal no puede jugar en Wimbledon al final.