jueves, 7 de agosto de 2008

Charlando con la rubia

Si ayer fue un día tranquilo y me pasé media mañana jugando a sudoku; hoy ha estado más animado. De hecho, no he parado en todo el día, sólo los 10 minutos de rigor para tomar el Manakhesh. Así mejor porque también se pasa más rápido el día.

Hemos tenido la confference call con la oficina de Londres, como todos los jueves. De momento, está tranquila la cuenta pero en breve empezaremos de nuevo el infierno porque hay que ir preparando el año que viene.

He recibido las creatividades de Air France para la campaña que empezamos la semana que viene y he estado traficándola en DFA y enviando ya los tags a los soportes.

Junto con Joe, hemos estado planteando de nuevo la planificación para Al Aan TV, ajustándolo al presupuesto que nos han definido. Sobre todo la duda está en la parte de gráfica porque buscadores está bastante cerrado.

Por la tarde, he llamado a Cristina, compañera de Madrid, para preguntarle un par de dudas y compartir con ella la estrategia que le estamos planteando. Siempre se queda una más tranquila sabiendo la opinión del experto. Aprovechando la llamada, también hemos charlado un ratín de la vida misma. Me ha contado el último acontecimiento de la oficina. Desde luego, qué mal se hacen las cosas de vez en cuando. He intentado que me pasara con Sampeter pero no estaba en su sitio. Otra vez será.

He salido de la oficina escopeteada. Tanto que luego me he acordado que no le he dicho ni adiós a Rayan, que se va esta noche de vacaciones 3 semanas; fatal por mi parte.

Me he ido directa al Mall para comprar una mesa. Cada vez que me quedo a comer o cenar en casa, tengo que usar la tabla de plancha y no es plan. He mirado en un par de tiendas de casa pero no había nada. Mañana me acercaré a Ikea.

Allí me he encontrado con Osama que iba a cortarse el pelo. He flipado con la velocidad a la que van. A éste lo han despachado en 10 minutos de reloj, en serio. En la silla de su lado, estaban afeitando a un hombre al estilo antiguo: con jabón, brocha y cuchilla. Como en la típica barbería de hace 30 años.

Como Emilie se va mañana, hemos pasado a despedirnos. La pobre tenía un lío con las maletas tremendo. Estaba haciendo lo imposible para no llevarse una grande pero, claro, con dos pequeñas no se apañaba ni de cachondeo. Creo que al final habrá tenido que ceder.

Un rato de charla ahí y, después a descansar. Hoy no está el día para mucho plan. Me he conectado y he visto a mi hermano online pero, cuando he ido a enviarle un mensaje, ya había desaparecido. Mañana por la mañana charlamos con calma.

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