jueves, 8 de mayo de 2008

Rumbo a Egipto

A pesar de haber dormido poco, me he despertado de lo más despejada, deben ser las ganas de ir a Egipto. He terminado de cerrar la maleta y a la oficina.

Didier ha recuperado la tradición del Manakhesh, ya era hora. Eso sí, yo lo he pillado de milagro porque me tenía que ir al aeropuerto a las 12:30. No he parado de correr en toda la mañana para dejar terminado todo antes de dejar la oficina. No ha faltado la anécdota del día con la rubia de la oficina. Sin ánimo de ofender a nadie, empiezo a entender los chistes sobre las rubias. Esta vez hemos tenido que enseñarle cómo se pasan archivos del ordenador a un USB, increíble pero cierto. No podía parar de reírme, internamente claro.

Después de engullir mi zaatar, he ido a casa a dejar el coche, cojer la maleta y pillar un taxi al aeropuerto.

En el avión, he intentado dormir un poco pero imposible: estaba helada y tenía detrás al típico graciosillo insoportable que no paraba de hacer el tonto, queriendo ser el centro de atención todo el tiempo. Era un vuelo charter sólo para nosotros.

Al llegar al aeropuerto, una cola enorme para pasar el control de inmigración. Allí he conocido a Inás, una local que trabaja en Abu Dhabi Commercial Bank y Tarek, su marido; muy simpáticos los dos.

A la salida del aeropuerto, nos esperaban los autobuses para llevarnos al hotel, un resort enorme en medio del desierto y el mar rojo, muy bonito. Por lo visto, lleva abierto menos de un año y es uno de los mejores sitios del mundo para bucear.

Como en cualquier resort, nos han recibido en el hall con un zumo y toallitas húmedas. Afortunadamente, las habitaciones estaban listas así que ha ido rápida la cosa. Menos mal que nos acompañaba alguien a la habitación porque no la habría encontrado ni de cachondeo. Yo no hacía otra cosa que fijarme en el camino para poder volver después de la cena. Encima de la cama, tenía un polo y una toalla de MSN.

Al ser la única de Media Contacts y, además, ninguno de nuestros clientes ha venido, pues estaba un poco colgada al principio. Yo me iba presentando a la gente pero, en seguida, se ponían a hablar árabe entre ellos, genial. En la cena, me han "adoptado" los de MSN Egipto, muy simpáticos todos. Era un buffet y yo he optado por japonés, muy rico. Durante la cena, había espectáculos de danzas típicas egipcias. Mustafá, muy majo, me iba explicando el origen de cada una.

Increíble pero he encontrado la habitación sin problemas. De todas formas, de camino, hay mucho personal del hotel orientando, deben estar acostumbrados a que la gente se pierda, jeje

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