sábado, 17 de octubre de 2009

Mi regalo de cumpleaños

A pesar de que me tenía que levantar temprano, no he necesitado ni despertador, serán los nervios. Hoy toca disfrutar de mi regalo de cumpleaños: nadar con los delfines en el Atlantis.

Primero, tenía que acompañar a Osama a dejar su coche en revisión. Por eso el madrugón.

De vuelta del concesionario, veníamos un poco estresados porque había mucho tráfico e íbamos bastante justos de tiempo para llegar a los delfines. Al final, lo hemos conseguido, menos mal.

Una vez llegamos al centro de los delfines, lo primero es darnos un traje de neopreno y un chalequillo salvavidas para meternos en la piscina. Luego, nos meten en una pequeña sala para explicarlos un poco lo que vamos a hacer y algunas cosas básicas de los delfines. Allí también nos han ido dividiendo en grupos y asignando un delfín a cada grupo. Hemos tenido suerte porque sólo somos 4; hay otros grupos que son 6.

Nuestro delfín se llama Sol y el entrenador Michel, que es cubano, muy simpático. Ha empezado contándonos varias cosas sobre los delfines: cómo se diferencia un macho de una hembra, que cambian la piel cada dos horas, porqué tienen la barriga de diferente color, etc. Para ir familiarizándonos, nosotros lo íbamos tocando; es impresionante lo suave que tienen la piel. Y, para empezar la acción, nada como un pequeño baile en grupo. Empiezo a dejar fotos.




Después de habernos dado un beso a las chicas y escupido a los chicos, llega la parte que más me ha gustado: cuando el delfín te lleva de paseo por la piscina, es impresionante. Hay que ponerse en posición con los dos brazos extendidos a la izquierda y Sol viene rápidamente a pillarte y te lleva al otro lado de la piscina. Es impresionante lo rápido que va.

Luego, por partes, vamos haciendo las 4 actividades con el delfín: te da un beso, te abraza, te empuja un brazo para dar vueltas y bailas con él. Ahí dejo más fotos.





Todo dura una hora y media pero el rato que estamos con el delfín es media hora, se hace cortísimo. Michel me iba contando la aventura de entrenar a los delfines y, que son tan listos, que terminan entrenándote ellos a ti.
Hemos terminado a las 15:00, hemos comido algo ligero y a disfrutar del parque acuático el resto del día, que estaba incluido en el precio. Eso sí para poder usar las taquillas del baño hemos tenido que pagar 40 dhs., unos 7.5 euros. Aquí no dan gratis ni la hora, claro.
Aunque hemos tenido poco tiempo y algunas de las colas eran largas, disfrutamos al menos de unas 5 atracciones. La primera, la que da más miedo. Es un tobogán muy largo y empinado. De entrada da un poco de respeto. Yo le había prometido a Ángel que me tiraba y así lo he hecho. Pero no me ha gustado mucho la experiencia porque va demasiado rápido y se traga muchísima agua. Abajo hay una foto del tobogán en cuestión.

El resto del día lo hemos pasado en remojo, de atracción en atracción. Ha sido un día de lo más completo y más divertido. Nos lo hemos pasado como los indios.
Del Atlantis, vamos directamente a recoger el coche de Osama pero resulta que no está listo, aunque por teléfono nos digerean que sí. Ahora le tienen que cambiar la batería.
Así que nos hemos ido a nuestras casas a descansar, que terminamos el día reventados. Con la cantidad de escaleras que hemos subido en el aquapark, mañana vamos a tener agujetas hasta el carné de identidad.
Ya en mi casa, he puesto una lavadora y me he dado la gran ducha antes de irme a dormir.
Por cierto, gracias Mercedes por tu comentario. Déjame tu correo y te escribo. Borraré el comentario en seguida así no te escribe nadie más.

1 comentario:

Belen dijo...

¡Oye! No te puedes quejar de las agujetas.......¡algo tiene que costar la buena vida!